Técnicos y políticos debaten el futuro monetario

, Técnicos y políticos debaten en Madrid durante dos días la unidad monetaria europea, con el fin de progresar en las recomendaciones que harán a la CE para que este objetivo llegue a buen puerto.

La presidencia del comité compartida entre Valery Giscard D'Estaing y Helmut Schmidt habla a las claras de la aspiración de los arquitectos del SME de dar un nuevo empujón al proceso de unidad política de Europa.

Los técnicos por su parte saben que el proceso de unificación de mercados cuyo final está previsto para 1992 supondrá la unificación monetaria si se quiere que la libertad esté...

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, Técnicos y políticos debaten en Madrid durante dos días la unidad monetaria europea, con el fin de progresar en las recomendaciones que harán a la CE para que este objetivo llegue a buen puerto.

La presidencia del comité compartida entre Valery Giscard D'Estaing y Helmut Schmidt habla a las claras de la aspiración de los arquitectos del SME de dar un nuevo empujón al proceso de unidad política de Europa.

Los técnicos por su parte saben que el proceso de unificación de mercados cuyo final está previsto para 1992 supondrá la unificación monetaria si se quiere que la libertad esté gobernada y no desborde a las naciones que viven bajo la presión de la economía germana.

Precisamente de lo que se trata es de que el bajo crecimiento de la economía de la República Federal de Alemania (RFA), su índice de inflación mínimo y sus fuertes excedentes comerciales obligan a las restantes naciones de Europa a una permanente política de deflación.

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Para poder competir con Alemania es necesario controlar permanentemente la inflación, lo que impide alentar el crecimiento económico a naciones de economía más debil.

La posibilidad de crear un banco central europeo supondría consensuar la política monetaria global limando los efectos de las economías más fuertes sobre las más débiles, en especial el temor a que el movimiento de capitales vacíe las monedas débiles e inunde las fuertes.

Los técnicos aspiran a que la unidad monetaria evite estos cataclismos permitiendo que los capitales fluyan desde donde abundan hacia donde escasean.

El lunes la oficina estadística germana en Bonn anunció un superavit de balanza comercial para abril de 9.500 millones de marcos contra 8.600 millones en marzo, lo que no ha hecho más que alentar la alarma entre los socios comerciales de Alemania.

La economía germana no parece acusar recibo de un dólar más bajo y el encarecimiento relativo de su producción y desarrollo industriales. Pese a todo, los técnicos esperan que este año el superávit de la balanza alemana baje a 70.000 millones de marcos de los 80.000 de 1987.

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