Las rebajas de verano y la lluvia congestionan el tráfico en Madrid

Las rebajas y el mal tiempo fueron ayer los protagonistas del conflictivo tráfico de Madrid. Se preveía que la operación salida descongestionara las calles, pero los elementos neutralizaron la prevista disminución de tránsito, según fuentes del Ayuntamiento.A primera hora de la mañana, el tráfico fue superior al habitual en un 12%. La lluvia y el regreso de muchos ciudadanos de su segunda residencia inundó las calles de vehículos particulares. El hecho de que en los depósitos aún quedara gasolina fresca del fin de semana animó a los madrileños a dejar de lado los transportes públ...

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Las rebajas y el mal tiempo fueron ayer los protagonistas del conflictivo tráfico de Madrid. Se preveía que la operación salida descongestionara las calles, pero los elementos neutralizaron la prevista disminución de tránsito, según fuentes del Ayuntamiento.A primera hora de la mañana, el tráfico fue superior al habitual en un 12%. La lluvia y el regreso de muchos ciudadanos de su segunda residencia inundó las calles de vehículos particulares. El hecho de que en los depósitos aún quedara gasolina fresca del fin de semana animó a los madrileños a dejar de lado los transportes públicos.

El asfalto mojado disminuyó la velocidad de los vehículos, y para completar el congestionado panorama urbano el paseo de la Castellana se cerró al tráfico a consecuencia de la explosión de un artefacto de fabricación casera en las inmediaciones de la Embajada de Estados Unidos. La policía atribuyó la colocación de este artefacto y de otro que no llegó a estallar a grupos extremistas islámicos.

Los pocos ciudadanos que ya han salido de vacaciones en este incierto verano dejaron sentir su ausencia a media mañana. Pero las superrebajas se notaron a mediodía en las calles. La avalancha de compradores saturó de coches y peatones las zonas comerciales de la ciudad. Este año las rebajas son lo más parecido a una simple liquidación de existencias por culpa del tímido verano, lo que sirve para estimular la urgencia compradora.

Por la tarde, las calles se llenaron de nuevo de coches y personas, ya que el síndrome de las rebajas encontró un aliado en la jornada laboral intensiva. La plaza de Cristo Rey registró grandes embotellamientos como consecuencia de la restricción de aparcamientos en el hospital Clínico.

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