Endoscopio y esofagoscopio, dos instrumentos útiles

Casi todos los cuerpos extraños que entran en las vías respiratorias o digestivas a través de la boca y que no pasan al estómago pueden ser retirados por el mismo camino con un instrumento óptico iluminado llamado esofagoscopio, que se introduce por la boca y que lleva unas pinzas apropiadas para sujetar y extraer el objeto. Esto requiere una técnica que debe ser manejada por un endoscopista experto.

Si bien la eficacia de la endoscopia para retirar los cuerpos extraños es globalmente elevada (superior al 80% o 90%), la extracción de por sí no es totalmente inocua y condiciona un el...

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Casi todos los cuerpos extraños que entran en las vías respiratorias o digestivas a través de la boca y que no pasan al estómago pueden ser retirados por el mismo camino con un instrumento óptico iluminado llamado esofagoscopio, que se introduce por la boca y que lleva unas pinzas apropiadas para sujetar y extraer el objeto. Esto requiere una técnica que debe ser manejada por un endoscopista experto.

Si bien la eficacia de la endoscopia para retirar los cuerpos extraños es globalmente elevada (superior al 80% o 90%), la extracción de por sí no es totalmente inocua y condiciona un elevado riesgo -perforación o erosiones del esófago- y requiere una gran experiencia por parte del médico que realiza la intervención. Por ello, dicen los especialistas que es sumamente peligroso hacer intentos a ciegas para tratar de desalojar un cuerpo extraño sin contar con el material adecuado y experiencia en la técnica de extracción. Mientras se acude a un centro sanitario adecuado, los expertos recomiendan no administrar nada al accidentado por vía oral.

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Por otra parte, los cuerpos extraños en la laringe suelen ser retirados mediante una pinza a través de un laringoscopio, bajo anestesia local o general. Los cuerpos extraños en los bronquios son extraídos a través de un broncoscopio, con un fórceps adecuado, manejado por un endoscopista experto.

Cuando el cuerpo extraño ha quedado fuertemente encajado en el interior de la tráquea, ocluyéndola totalmente, y no puede ser expulsado por intensos golpes de tos, incluso poniendo el cuerpo en declive y con la cabeza colgando, para salvar la vida del paciente, se suele realizar la popular maniobra de Heimlich.

Ésta consiste en rodear con los brazos el talle del accidentado, que debe estar de pie o sentado, desde atrás, aplicando una mano cerrada sobre la boca del estómago y con la otra mano cogiendo el puño. A continuación se realizan sacudidas breves y potentes con ambas manos empujando el abdomen hacia dentro.

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