Nuevo embajador de Libia en Madrid tras el incidente con un grupo terrorista

El Gobierno libio de Muammar el Gaddaffi ha enviado a España un nuevo embajador, dos años después de que el puesto estuviera vacante, al salir de nuestro país su anterior representante, según han informado fuentes diplomáticas. El nuevo embajador -director del Comité Popular de la Oficina libia en Madrid- es Nuri Bet Amal, quien llegó a España, según Europa Press, a comienzos de este mes y presentó sus cartas credenciales al Rey el pasado día 17.Fuentes diplomáticas han tratado con discreción la vuelta del embajador libio a Madrid para evitar recordar esta etapa de tensas relaciones entre Madr...

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El Gobierno libio de Muammar el Gaddaffi ha enviado a España un nuevo embajador, dos años después de que el puesto estuviera vacante, al salir de nuestro país su anterior representante, según han informado fuentes diplomáticas. El nuevo embajador -director del Comité Popular de la Oficina libia en Madrid- es Nuri Bet Amal, quien llegó a España, según Europa Press, a comienzos de este mes y presentó sus cartas credenciales al Rey el pasado día 17.Fuentes diplomáticas han tratado con discreción la vuelta del embajador libio a Madrid para evitar recordar esta etapa de tensas relaciones entre Madrid y Trípoli.

Nuri Bet Amal, que ocupó anteriormente la representación diplomática de su país en Japón y Portugal, sucede en el cargo a Ahmed Mohamed Nakaa, quien abandonó España el 29 de mayo de 1986 después de que varios miembros del grupo terrorista La Llamada de Jesucristo afirmaran ante el juez que el representante libio fue quien financió sus actividades.

La salida de España, de Nakaa fue considerada una discreta expulsión al confirmarse sus actividades con el grupo terrorista, mientras fuentes diplomáticas libias aseguraron que la salida del embajador se debió a la existencia de una campaña de intoxicación contra esa representación, y esas condiciones no podía continuar en España.

Fuentes diplomáticas aseguraron que la salida de Nakaa fue acordada por los gobiernos español libio para evitar que el Ejecutivo se viera obligado a expulsarlo formalmente.

Las relaciones hispano-libias han pasado estos años por un largo enfriamiento, tras la expulsión de en abril de 1986 de un diplomático y dos funcionarios del país norteafricano por realizar actividades contrarias a la seguridad del Estado. Otros ocho ciudadanos libios fueron también expulsados por estas razones. También fue expulsado el cónsul libio en Madrid, a quien se relacionó con el coronel de Meer y sus supuestas actividades involucionistas, mientras Libia, en represalia, ordenó la salida del país de dos diplomáticos españoles y trabajadores de varias empresas.

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