Cartas al director

Sorpresa

Me decido por ponerle unas líneas para expresar la enorme sorpresa, y no gratificante, que me causó que EL PAÍS del miércoles me dedicara un titular y cuatro columnas, con motivo de un incidente de cinco jóvenes, entre los que, efectivamente, se encontraba un sobrino mío, por cierto, en tercer grado, por parte de Primo de Rivera.No voy a juzgar yo dicha actuación, pues es labor de la justicia, aunque las noticias que tengo por su abogado y otras fuentes, en lo que respecta a mi pariente, han sido maliciosamente deformadas.

Ahora bien, lo que no se puede negar es que la noticia, tal y co...

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Me decido por ponerle unas líneas para expresar la enorme sorpresa, y no gratificante, que me causó que EL PAÍS del miércoles me dedicara un titular y cuatro columnas, con motivo de un incidente de cinco jóvenes, entre los que, efectivamente, se encontraba un sobrino mío, por cierto, en tercer grado, por parte de Primo de Rivera.No voy a juzgar yo dicha actuación, pues es labor de la justicia, aunque las noticias que tengo por su abogado y otras fuentes, en lo que respecta a mi pariente, han sido maliciosamente deformadas.

Ahora bien, lo que no se puede negar es que la noticia, tal y como se da en EL PAÍS, tiene muy mala y trasnochada intencionalidad política contra mi apellido y especialmente contra mí. Entiendo que a un periódico como el suyo no le va ese juego de prensa amarilla.

Lo he sentido profundamente, pues debido al tiempo que hace que nos conocemos, sabe mejor que nadie lo que hemos luchado por una España que no se vuelva a dividir y en la que se acaben los rencores y las revanchas.

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Informaciones tan retorcidas no colaboran a ese deseo, que antes expongo, y por el que me he entregado en cuerpo y alma, en la parte de vida pública que me ha tocado participar.

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