El plan de FECSA cuenta con el apoyo del 95% de los acreedores extranjeros

Luis Magaña, presidente de Fuerzas Eléctricas de Cataluña, SA (FECSA), dijo ayer que la renegociación de la deuda de la compañía con sus acreedores extranjeros está prácticamente concluida. Ya se ha recibido respuesta afirmativa al plan de viabilidad de entidades que representan un 95% del capital, y se espera que, una vez solventados algunos trámites administrativos, se adhiera al plan el ciento por ciento de las entidades afectadas. Magaña anunció también que las pérdidas de FECSA alcanzaron los 16.000 millones de pesetas en el pasado ejercicio de 1987.

Tras la gira mundial efectu...

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Luis Magaña, presidente de Fuerzas Eléctricas de Cataluña, SA (FECSA), dijo ayer que la renegociación de la deuda de la compañía con sus acreedores extranjeros está prácticamente concluida. Ya se ha recibido respuesta afirmativa al plan de viabilidad de entidades que representan un 95% del capital, y se espera que, una vez solventados algunos trámites administrativos, se adhiera al plan el ciento por ciento de las entidades afectadas. Magaña anunció también que las pérdidas de FECSA alcanzaron los 16.000 millones de pesetas en el pasado ejercicio de 1987.

Tras la gira mundial efectuada el mes pasado por el equipo directivo de FECSA, con el fin de explicar a los acreedores extranjeros el plan de viabilidad pactado con el steering committee (comité restringido), ha empezado a despejarse el futuro de la compañía. La fecha límite para responder al plan, fijada para el 12 de febrero tuvo que trasladarse al 29 del mismo mes vista la demora de las contestaciones. Aún ahora no se conoce la postura de todos los acreedores, pero 242 bancos que representan casi el 95% de la deuda exterior han contestado afirmativamente. Quedan por definirse 57 bancos que representan una cantidad de deuda poco apreciable, y sólo tres bancos han respondido negativamente.El principal escollo que le queda al plan es la negativa de algunas cajas de ahorros a tomar las acciones que les correspondían en la ampliación de capital. Estas cajas se han echado atrás a última hora por distintas razones: las más pequeñas, porque si suscribieran capital de FECSA sobrepasarían los límites de concentración de riesgo que les impone el Banco de España; otras, como la Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI) de Zaragoza, aducen no ser partidarias de figurar como accionistas. En total, estas cajas dejan colgados unos 5.000 millones.

Mientras se ultima esta negociación y se redacta el segundo borrador del contrato que, finalmente, deberán firmar todas y cada una de las entidades acreedoras (lo que retrasará el proceso hasta junio como pronto), el capital de FECSA sigue creciendo. Entre el 18 de enero y el 18 de febrero se ha completado una emisión de nuevas acciones por 67.000 millones, absorbidas ya, salvo la porción correspondiente a las cajas que ponen reparos. Tras la próxima junta de accionistas, que se celebrará posiblemente en abril, se procederá a una nueva ampliación por 12.000 millones.

Sustitución de obligaciones

Antes, el 29 de marzo, se habrá celebrado una junta de obligacionistas en la que debería aprobarse el prepago de las obligaciones vigentes (190.000 millones a un interés medio del 13,3%) y su sustitución por obligaciones nuevas a un tipo medio del 10%. Este recorte de intereses supondrá para FECSA un ahorro en costes financieros cercano a los 5.000 millones anuales.El peso de la deuda, mientras, sigue agobiando a la compañía. Los resultados del pasado ejercicio de 1987 arrojan unas pérdidas de 16.000 millones, superiores en 3.500 millones a las sufridas en 1986 (12.657 millones), a pesar de que la caída del dólar ha supuesto un notable ahorro a la hora de pagar créditos externos. Magaña comentó que el incremento de pérdidas se debe, en parte, a los 2.000 millones destinados a amortizar en tres años las filiales mineras (Carbones de Berga), cuyo cierre está previsto en el plan de viabilidad y que en el ejercicio 1987 perdieron en conjunto unos 700 millones, a pesar de recibir subvenciones comunitarias.

Para el presente ejercicio se espera reducir drásticamente las pérdidas y ceñirlas a unos 9.000 millones, gracias a la reducción de costes financieros y a los beneficios atípicos que generará la venta de sus edificios en Barcelona.

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