Cartas al director

Endeñanza pública y privada

Una carta publicada en su periódico el pasado lunes día 14, La enseñanza privada, me ha llenado de indignación ante la osadía de los 28 firmantes al declarar su «supuesta discriminación" con la enseñanza pública. Formo parte de una familia numerosa cuyos miembros pertenecen a la enseñanza pública y privada, indistintamente, y por eso conozco bastante bien el problema y obro con conocimiento de causa. Yo les diría a estos discriminados compañeros enseñantes que se armen de valor, dejen esa enseñanza privada donde están muy a gusto al lado de sus familias, bien en capitales de prov...

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Una carta publicada en su periódico el pasado lunes día 14, La enseñanza privada, me ha llenado de indignación ante la osadía de los 28 firmantes al declarar su «supuesta discriminación" con la enseñanza pública. Formo parte de una familia numerosa cuyos miembros pertenecen a la enseñanza pública y privada, indistintamente, y por eso conozco bastante bien el problema y obro con conocimiento de causa. Yo les diría a estos discriminados compañeros enseñantes que se armen de valor, dejen esa enseñanza privada donde están muy a gusto al lado de sus familias, bien en capitales de provincia, bien en grandes- ciudades, y se preparen unas reñidas oposiciones, a 100 por plaza, en donde, con muchísima suerte, les tocaría una plaza en un pueblo y podrían ver a su familia los fines de semana o cada 15 días, añadiendo a ello el coste que supone el desplazamiento y la pensión, sin contar el tema sentimental. ¿Lo han probado los discriminados de la enseñanza privada? ¿Cuántos matrimonios de profesores de la enseñanza pública hay separados y viviendo en las condiciones ya descritas? Creo que han tomado la cosa muy a la tremenda al pensar que se les considera inferiores profesionalmente; nadie duda de su profesionalidad, señores. Lo que sí defiendo yo, y creo que el resto de mis compañeros de la enseñanza pública, es el ser funcionario de carrera del MEC y todo lo que conlleva el haber sacado unas oposiciones, cosa en la que no pensaron nuestros compañeros de la privada al encontrarse muy cómodos en esos puestos elegidos por ellos mismos y de los que, parece ser, ahora reniegan, ¿o me equivoco? Si lo que pretenden es tener el puesto más asegura4o todavía, ¿por qué no aceptan que esas plazas de las grandes capitales salgan a concurso público y así seríamos todos iguales y no habría injusticias?, ¿quién ocuparía esas plazas? Y no hablo de los profesores interinos que, cada septiembre, si les renuevan contrato, se ven obligados a cambiar de domicilio todos los, años. Señores, seamos honrados y defendamos nuestros derechos, pero consecuentemente.- Agregada de francés del instituto de bachillerato de Alhama.

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