NECROLÓGICAS

Ante la muerte de Yuri Ovchinnikov

Hace algo menos de cuatro años, el recientemente fallecido profesor Yuri A. Ovchinnikov presidía en Moscú el XVI Congreso de las Sociedades Europeas de Bioquímica. Unos días antes, en la república asiática de Alma-Alta, eminentes biofísicos y bioquímícos mundiales le rendían homenaje durante la celebración del simposio Fronteras de la química bioorgánica y biología molecular.Entre el casi centenar de científicos invitados de 20 países occidentales, junto a otros tantos de la URSS y países socialistas, nos encontrábamos cuatro españoles: Federico Mayor, el Horado David Vázquez, Armando C...

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Hace algo menos de cuatro años, el recientemente fallecido profesor Yuri A. Ovchinnikov presidía en Moscú el XVI Congreso de las Sociedades Europeas de Bioquímica. Unos días antes, en la república asiática de Alma-Alta, eminentes biofísicos y bioquímícos mundiales le rendían homenaje durante la celebración del simposio Fronteras de la química bioorgánica y biología molecular.Entre el casi centenar de científicos invitados de 20 países occidentales, junto a otros tantos de la URSS y países socialistas, nos encontrábamos cuatro españoles: Federico Mayor, el Horado David Vázquez, Armando Caldas y yo mismo. Esta razón me obliga a glosar ahora algunas de las muchas virtudes que adornaron la figura de este insigne científico recientemente fallecido. Nada mejor que repetir parte de mis palabras en la universidad de Granada el día 20 de mayo de 1983, con motivo de su investidura como doctor honoris causa por dicha universidad:

"Graduado por la universidad Lomonosov de Moscú, es profe sor y director del departamento de Química Bioorgánica y autor de más de 250 publicaciones en resvistas tanto soviéticas como occidentales. Es editor en jefe y núembro del comité editorial de una gran cantidad de revistas científicas y director del Instituto Shemyakin de Moscú, del Instituto de Investigación de Proteínas de Poutshino, miembro del Presidium y vicepresidente de la Academia de Ciencias de la URSS, etcétera".

Siempre fue un hispanista, amaba y admiraba nuestra cultura y forma de vivir. Su amistad con España la canalizó fundamentalmente a través de la Asociación de Amistad España URSS, consiguiendo, por ejemplo, que más de un centenar de estudiantes españoles tengan buenas becas para realizar estudios de seis años de duración en la URSS. El año pasado, y mientras cruzábamos un télex organizando el primer congreso hispano-soviético de biofísica, una noticia corrió el mundo científico: el profesor Ovchinnikov tenía una enfermedad incurable, padecía de leucemia.

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