Tribuna:

Excesivo conformismo de papel y dinero

El goteo a la baja que vienen registrando los mercados de valores obedece a la falta de actividad que se vive en los corros y que demuestra que los inversores prefieren esperar a conocer los precios para comprar o vender sus acciones, en lugar de influir en el resultado de las cotizaciones. Todos prefieren esperar acontecimientos y obrar en consecuencia antes que darle al mercado una orientación que no saben si es la adecuada. El resultado son estas sesiones, en las que los corros son un modelo de falta de intenciones y, por tanto, de actividad, situación que luego no encuentra el reflejo adec...

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El goteo a la baja que vienen registrando los mercados de valores obedece a la falta de actividad que se vive en los corros y que demuestra que los inversores prefieren esperar a conocer los precios para comprar o vender sus acciones, en lugar de influir en el resultado de las cotizaciones. Todos prefieren esperar acontecimientos y obrar en consecuencia antes que darle al mercado una orientación que no saben si es la adecuada. El resultado son estas sesiones, en las que los corros son un modelo de falta de intenciones y, por tanto, de actividad, situación que luego no encuentra el reflejo adecuado en el volumen de contratación, ya que las aplicaciones son numerosas. No obstante, con esta actitud, los inversores están consiguiendo darle al mercado un rumbo descendente, pues son numerosos los habituales que, ante el descenso de los precios, deciden abandonar sus posiciones y buscar un comprador para sus títulos.La mayoría de los sectores ha padecido este tipo de conducta, aunque algunos valores estratégicos han frenado la caída en lo referente al índice general. ENDESA, en el sector eléctrico; Banesto, en el bancario, y Telefónica, en comunicaciones, se erigieron en los solitarios portavoces de la resistencia a la baja, aunque sin encontrar muchos valores que secundasen su postura.

La subida del Banesto constituyó toda una sorpresa en una jornada en la que no se esperaban grandes cosas, sobre todo porque se vio con un volumen de operaciones muy bajo: 47.000 títulos a la compra y 33.000 a la venta tuvieron como desenlace un avance de casi el 5%; esto es, de 55 enteros. El resto de los grandes que permanecen en activo acusó la presión vendedora, con la excepción del Santander.

El cierre era otra vez un intento de ajuste con los movimientos de los precios, pero sin proyección a otras sesiones.

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