Cartas al director

Palestinos

Hace muchos años, me escribía con un muchacho palestino que estudiaba medicina en Zaragoza. Por aquel tiempo yo quería ser periodista (no pudo ser). Un día cualquiera, nuestro contacto terminó, pero recuerdo que él me dijo: "Cuando trabajes en un periódico, no te olvides de nosotros". No los he olvidado, es difícil olvidarlos.Duele mucho cada noticia sobre el exterminio, las detenciones, la falta de una tierra en la que compartir la vida. Especialmente para aquel lejano amigo (y porque tengo, en la medida de mis posibilidades, que cumplir una promesa) escribo esta carta.

Es impresionant...

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Hace muchos años, me escribía con un muchacho palestino que estudiaba medicina en Zaragoza. Por aquel tiempo yo quería ser periodista (no pudo ser). Un día cualquiera, nuestro contacto terminó, pero recuerdo que él me dijo: "Cuando trabajes en un periódico, no te olvides de nosotros". No los he olvidado, es difícil olvidarlos.Duele mucho cada noticia sobre el exterminio, las detenciones, la falta de una tierra en la que compartir la vida. Especialmente para aquel lejano amigo (y porque tengo, en la medida de mis posibilidades, que cumplir una promesa) escribo esta carta.

Es impresionante ver cómo un pueblo-víctima se convierte en verdugo y repite el intento de genocidio que un día sufrió sobre su propia carne. En la geografía del horror tenemos siempre nuevos nombres que apuntar, porque las matanzas se repiten, sin dejarnos lugar para el sosiego. Noches malas y días trágicos adornan con sangre los territorios ocupados de CisJordania y Gaza, piedras contra metralletas, niños contra soldados, vida contra muerte... Como dijo el poeta, "que no quiero verlo". No, no quiero volver a ver las matanzas de Sabra y Chatila, no quiero ver a todas esas personas que agonizan mirando con nuestros ojos su tortura.

Tenía que escribir esta carta simplemente para exigir el derecho del pueblo palestino (el derecho de cualquier hombre) a la paz, a la tierra y a la vida.-

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