Cartas al director

¿De quién es la calle?

La calle ya no es del señor Fraga. Al menos, el final de la calle de Embajadores es de Pescanova. En efecto, todos los días se adueña de dicho tramo, mientras que enormes remolques intentan entrar en una nave más pequeña que los propios camiones. Las consecuencias son las siguientes:

1. El tráfico queda cortado en ambas direcciones, incluyendo la salida de la M-30 a Embajadores, entre 15 y 30 minutos -dependiendo de la habilidad del conductor-, al menos dos veces diarias.



2.
Durante este tiempo, los vecinos tenemos que soportar, además de la incomodidad de n...

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La calle ya no es del señor Fraga. Al menos, el final de la calle de Embajadores es de Pescanova. En efecto, todos los días se adueña de dicho tramo, mientras que enormes remolques intentan entrar en una nave más pequeña que los propios camiones. Las consecuencias son las siguientes:

1. El tráfico queda cortado en ambas direcciones, incluyendo la salida de la M-30 a Embajadores, entre 15 y 30 minutos -dependiendo de la habilidad del conductor-, al menos dos veces diarias.

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2. Durante este tiempo, los vecinos tenemos que soportar, además de la incomodidad de no poder transitar ni en coche ni como peatones, las bocinas de cientos de coches que quedan bloqueados en ambas direcciones.

3. Durante las horas en que los remolques cargan o descargan, los peatones nos vemos obligados a transitar por la calle, con el consiguiente peligro, debido a la intensidad y velocidad de tráfico que soporta esta vía tan estrecha.

4. Por si fuera poco, últimamente tenemos que soportar día y noche los ladridos de dos perros que han colocado al lado de nuestras viviendas.

Las denuncias hechas por los vecinos de la zona son constantes, pero la policía de tráfico dice que no puede hacer nada más que enviar una patrulla, pero que la responsable del mantenimiento de esta situación es la propia Junta Municipal de la Arganzuela, que lo sabe y lo consiente.

Digo yo si será un ejemplo más de la actuación del Gobierno -¿socialista?- de transigir ante los poderosos y mostrarse intolerante ante los ciudadanos de a pie.-

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