Reportaje:

Tomy, dos años fuera de la burbuja

El niño Tomás Nieto vive feliz tras un trasplante de médula

Para Tomás Nieto Díaz, Tomy, de cinco años de edad, éstas son las terceras Navidades que vive ajeno a hospitales y burbujas, en los que transcurrió su existencia hasta los tres años, cuando fue sometido a una delicada operación de trasplante de médula ósea en la República Federal de Alemania. Hoy es un niño normal, con aspecto saludable y travieso, que juega con su hermano Guillermo, quien, con sólo 10 meses, le salvó la vida al convertirse en el donante que su hermano mayor necesitaba.

La madre, Milagros Díaz, tiene 29 años, es profesora de educa física y actualmente vive separada de s...

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Para Tomás Nieto Díaz, Tomy, de cinco años de edad, éstas son las terceras Navidades que vive ajeno a hospitales y burbujas, en los que transcurrió su existencia hasta los tres años, cuando fue sometido a una delicada operación de trasplante de médula ósea en la República Federal de Alemania. Hoy es un niño normal, con aspecto saludable y travieso, que juega con su hermano Guillermo, quien, con sólo 10 meses, le salvó la vida al convertirse en el donante que su hermano mayor necesitaba.

La madre, Milagros Díaz, tiene 29 años, es profesora de educa física y actualmente vive separada de su marido, Luis Nieto. Tiene algún recelo al hablar con periodistas, porque teme "que el tema se trate con morbo"; pero, a pesar de ello, cuenta con una sonrisa toda la historia vivida por su familia.Tomy tuvo problemas de salud casi desde su nacimiento. A los 14 meses fue ingresado, y sus males se achacaron a una celiaca (alergia al gluten). Hasta que tuvo dos años, los médicos no supieron la terrible causa: inmunodeficiencia severa combinada, una enfermedad por la que el afectado carece de defensas y es vulnerable a cualquier infección.

A partir de aquel momento, los padres se pusieron en marcha para saber cuáles eran las posibilidades reales de realizar el trasplante. Se les dijo que podía ser operado en España, pero ellos prefirieron que fuese intervenido en el extranjero. "Nosotros queríamos que lo hicieran en la República Federal de Alemania, porque tenían experiencia y porque allí es donde habían operado a Rubén (el niño burbuja de Bilbao)".

Tuvieron que enfrentarse, por una parte, a los interminables trámites burocráticos, y por otra, al aspecto económico. Sin embargo, las cosas iban saliendo adelante. Recibieron ayuda de la Comunidad de Madrid, que pagó los primeros pasajes a la RFA, y de la Seguridad Social española, que, juntamente con la alemana occidental, costeó los gastos médicos y les consiguió una vivienda, perteneciente al hospital. Tomy se trasladó a la ciudad de Ulm y allí fue introducido en una burbuja.

Búsqueda de donante

El principal problema que se planteaba entonces era el de establecer quién sería la persona donante de la operación. Para que el trasplante de médula ósea sea un éxito es imprescindible que la afinidad entre los tejidos del donante y del receptor sea muy alta, por lo que siempre se recurre a los padres o hermanos.En el caso de Tomy, la posibilidad de que su hermano Guillermo fuera el donante se desechó por los médicos españoles que lo atendían, debido a la corta edad de Guillermo (10 meses) y a que una prueba realizada en Madrid dio como resultado la incompatibilidad de ambos niños. Sin embargo, los médicos alemanes occidentales se interesaron vivamente por Guillermo en cuanto supieron de su existencia, y solicitaron una muestra de su sangre para analizar. Los resultados dejaron perplejos a los padres: el hermano era un donante idóneo.

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En un primer momento, Milagros se resistió a la propuesta de los especialistas alemanes occidentales. "No quería. Me daba miedo la idea de meter en un quirófano a mi otro hijo, totalmente sano". Finalmente, se tomó la decisión: Guillermo se sometería a la operación de trasplante. Era la primera vez que un niño de 10 meses se convertía en donante para su hermano de tres años.

El 25 de agosto de 1985 se hizo el trasplante. La intervención fue un éxito; ya sólo cabía esperar que la evolución fuese favorable. Durante casi cuatro meses más vivió en Ulm, acompañado por su madre y sometido a observación, y el 23 de diciembre regresaba a su casa, en Pozuelo, a tiempo para celebrar la Nochebuena en familia.

Desde entonces, Tomy no ha vuelto a tener problemas, lleva una vida normal, acude a sus clases en el colegio y juega con los demás niños. Su madre afirma que no puede saber hasta qué, punto él se acuerda de su etapa de niño burbuja, pero que al menos sí adquirió familiaridad con médicos y hospitales. Familiaridad que se manifiesta cada vez que debe acudir a La Paz para someterse a exámenes periódicos, que hasta el momento sólo indican que Tomy goza de excelente salud.

Milagros vive tocando madera. Le afectó la muerte de Rubén, el niño bilbaíno (ocurrida hace más de un año). "Fue algo malo que me dolió especialmente", dice.

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