El Gobierno mexicano firma un pacto social con sindicatos y empresarios

Gobierno, obreros y empresarios mexicanos han firmado un pacto de solidaridad destinado a frenar la inflación y reordenar la economía. "No se trata de un plan de choque e inútilmente se buscará compararlo a planes de otros países", dijo el presidente Miguel de la Madrid al anunciar el pacto en la noche del martes. El compromiso supone la limitación de los aumentos salariales, la contención del gasto público y la elevación de los precios de algunos bienes y servicios estatales.

Miguel de la Madrid quiso, en un mensaje televisivo desde la residencia presidencial de Los Pinos, desvanecer l...

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Gobierno, obreros y empresarios mexicanos han firmado un pacto de solidaridad destinado a frenar la inflación y reordenar la economía. "No se trata de un plan de choque e inútilmente se buscará compararlo a planes de otros países", dijo el presidente Miguel de la Madrid al anunciar el pacto en la noche del martes. El compromiso supone la limitación de los aumentos salariales, la contención del gasto público y la elevación de los precios de algunos bienes y servicios estatales.

Miguel de la Madrid quiso, en un mensaje televisivo desde la residencia presidencial de Los Pinos, desvanecer la sombra del temido Plan Azteca, pero reconoció que se trata de un programa que incluye "medidas fuertes, amargas y dolorosas". El nuevo plan es, tal vez, el último intento para evitar que México recorra el mismo camino que antes anduvieron Argentina y Brasil. Y su objetivo es combatir una inflación que, a final de año, será del 140%.Miguel de la Madrid explicó que la economía mexicana se ha visto especialmente dañada por el movimiento especulativo internacional surgido a mediados del pasado mes de octubre. Si para esa fecha la tasa inflacionaria ya era alta, al final de año va a sobrepasar en un 60% o 70% las previsiones del Ejecutivo. Esta crisis provocó una drástica devaluación monetaria, que el lunes pasado supuso la pérdida de un 22% del valor del peso controlado respecto al dólar. El peso libre había ya sufrido una devaluación mayor en las casas de cambio hace dos semanas. Ante esta situación, según el presidente, "no quiso el Gobierno imponer unilateralmente medidas de correción económica, sino que quiso apoyar la necesaria revisión y ajuste de la política económica en un proceso de diálogo".

El presidente mexicano manifestó que este programa no es una receta mágica que cure todos los males, pero expresó su confianza en que sirva para reducir la inflación el próximo año a tasas de entre el 1% y el 2% mensual, permitiendo un ligero crecimiento de la economía del país en torno al 2% en 1988.

El plan de solidaridad supone un aumento salarial del 15% a partir de ayer y un nuevo aumento del 20% para los salarios mínimos a partir del 1 de enero del próximo año. Este aumento queda muy lejos de las exigencias obreras, que demandaban incrementos del 46% con efectos retroactivos a partir del pasado mes de noviembre y habían amenazado con una huelga general de dos horas para mañana.

Interés nacional

El máximo dirigente del Consejo del Trabajo de México (CTM), Fidel Velázquez, manifestó el martes ante el presidente De la Madrid que los trabajadores no están contentos "porque no se han colmado sus necesidades ni se han satisfecho sus demandas iniciales", pero añadió que han accedido a firmar el pacto porque "una vez más se ha impuesto el interés de la nación a los intereses particulares". Como compensación, se ha acordado que los salarios sean modificados mensualmente a partir del próximo marzo de acuerdo a la evolución del índice de precios de los productos de primera necesidad.El programa de ajuste incluye fundamentalmente medidas para sanear las cuentas del Estado y, al mismo tiempo que se anuncian reajustes fiscales, se ha decidido un aumento de los precios de los productos del sector público a partir de ayer. Este aumento es del 85% para la gasolina, el 85% para los teléfonos, el 84% las tarifas eléctricas, el 81% el azúcar, el 79% los fertilizantes, el 20% las tarifas aéreas y el 17,2% los ferrocarriles. El Gobierno se compromete a mantener estos precios hasta marzo.

El Ejecutivo aceptó asimismo el compromiso de reducir el gasto público en 1988 hasta un 20,5% del producto interior bruto (PIB), cuando este año se elevó al 22%. Y anunció un férreo control del gasto, la supresión de los "subsidios de dudosa justificación social" y la desvinculación del sector público de varias empresas.

Al mismo tiempo, y con el objetivo de "disciplinar los precios" de los bienes mexicanos, el Gobierno ha puesto en marcha una política de apertura a los productos extranjeros, con una importante reducción arancelaria y de los impuestos por importación.

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