El barco encallado en Finisterre "es una bomba"

El buque panameño Cason, encallado en la costa de Finisterre desde el sábado, es "una bomba en sí mismo", según reconocieron ayer a este periódico fuentes de la Administración. El barco contiene más de 2.000 bidones de líquidos inflamables, repartidos en cuatro de sus cinco bodegas y en cubierta. Aunque el comandante de Marina de La Coruña, Antonio Díaz Pache y Montegro, afirmó ayer en una conferencia de prensa que "podemos estar tranquilos, dentro de un orden" fuentes de la Administración reconocieron en Madrid que toda la carga puede estallar con facilidad, y que su contacto con el ag...

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El buque panameño Cason, encallado en la costa de Finisterre desde el sábado, es "una bomba en sí mismo", según reconocieron ayer a este periódico fuentes de la Administración. El barco contiene más de 2.000 bidones de líquidos inflamables, repartidos en cuatro de sus cinco bodegas y en cubierta. Aunque el comandante de Marina de La Coruña, Antonio Díaz Pache y Montegro, afirmó ayer en una conferencia de prensa que "podemos estar tranquilos, dentro de un orden" fuentes de la Administración reconocieron en Madrid que toda la carga puede estallar con facilidad, y que su contacto con el agua o el aire resulta peligroso para los seres vivos que se encuentren en sus inmediaciones.La carga del buque, según estas fuentes, estaba compuesta por 110 toneladas de aceite de anilina, varias toneladas de sodio metálico, seis toneladas de etanol y 10 toneladas de líquido inflamable "de peligrosidad 9" (la máxima), así como recipientes con componentes de pintura altamente inflamables y tóxicos. El sodio metálico, principalmente, es el más peligroso, puesto que de entrar en contacto con el agua se produciría inmediatamente una explosión que haría arder al resto de productos, todos ellos inflamables.La carga, según las autoridades de Marina, se encuentra en bidones y contenedores herméticos, por lo que se espera que no llegue a producirse la temida explosión. Ayer, la Capitanía General de la Zona Marítima del Cantábrico ordenó la retirada de la zona a todos los barcos encargados de la reflotación del buque, que se encuentra a unas 200 millas al suroeste de Finisterre. En la primera explosión y posterior hundimiento se produjeron 23 muertos.

A primera hora de la tarde de ayer se celebró una reunión en la Comandancia de Marina, a la que asistieron un representante de la Armada, la cónsul en España de Panamá -el barco llevaba bandera panameña-, el contramaestre del buque, los jefes de máquinas, un representante del consignatario, diplomáticos de la Embajada china en Madrid y otras autoridades de Marina. El Cason, según las últimas informaciones, fue cargado en los puertos de Hamburgo, Rotterdam y Amberes, y tenía como destino la ciudad china de Shangai.

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