Los masones deciden abrir sus logias y dedicarse a tareas sociales de utilidad pública

Los masones de la corriente liberal Gran Logia Simbólica (GLS), la segunda en implantación en España, están dispuestos a abrir las logias al exterior e iniciar una nueva etapa cuyo principal objetivo será elaborar un programa de trabajos de utilidad pública. Estas son las principales conclusiones de las ponencias presentadas el sábado y el domingo en las jornadas sobre La masonería en Cataluña (pasado, presente y futuro), organizadas por el Centro Cultural Minerva, en Barcelona.

Diez años después de que la masonería empezara a reorganizarse en España, la Gran Logia Simbólica considera q...

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Los masones de la corriente liberal Gran Logia Simbólica (GLS), la segunda en implantación en España, están dispuestos a abrir las logias al exterior e iniciar una nueva etapa cuyo principal objetivo será elaborar un programa de trabajos de utilidad pública. Estas son las principales conclusiones de las ponencias presentadas el sábado y el domingo en las jornadas sobre La masonería en Cataluña (pasado, presente y futuro), organizadas por el Centro Cultural Minerva, en Barcelona.

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Diez años después de que la masonería empezara a reorganizarse en España, la Gran Logia Simbólica considera que ha llegado el momento de mirar hacia el futuro, asumiendo la experiencia vivida por los masones, que fueron perseguidos por el franquismo y muchos de ellos exiliados, pero adaptándose a los nuevos tiempos, según dijo Luis Bernabé en su ponencia.Entre los 200 participantes se encontraban miembros de otras obediencias como El Derecho Humano, y de la logia femenina Luz Primera, además de una nutrida representación de masones franceses.

Pero, a pesar de que las jornadas estaban abiertas, a las diferentes corrientes, la gran ausente fue la Gran Logia de España (GLE), de influencia anglosajona. La GLE no reconoce oficialmente en España a ninguna otra corriente distinta a la suya.

Al referirse a la historia reciente de la masonería, el ponente Joan Francesc Pont recordó que, al inicio de la transición, el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, legalizó los partidos políticos, incluido el comunista, y los sindicatos, pero no se atrevió a autorizar la inscripción de la masonería hasta que una sentencia del Tribunal Supremo instó al Ejecutivo a que normalizara la situación de estas organizaciones. "¿Qué viejos y escondidos demonios hacían que todavía la masonería diera miedo?", se preguntó Pont.

En la conferencia del historiador Pere Sánchez Ferrer se puso de manifiesto una de las contradicciones que actualmente tiene la masonería, cuando un miembro de la única obediencia mixta, El Derecho Humano, preguntó si en el siglo XVIII existían ya logias mixtas.

No satisfecho con la respuesta, el participante elevó el tono de voz para calificar de "aberración inconstitucional" el hecho de que la mayoría de obediencias no acepte todavía hoy a las mujeres en su seno. El conferenciante contestó que él sólo era historiador. La pregunta creó cierta tensión porque, según un sector de asistentes, respondía a una actitud poco tolerante, contraria a uno de los principales valores de la masonería. La Gran Logia Simbólica, organizadora del encuentro, cuenta en España con 15 logias, cuatro de ellas en Cataluña.

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