Un camarero, asesinado en Madrid de un navajazo

Roberto Chavarría Rico, de 25 años de edad, camarero de una discoteca, resultó muerto ayer de un navajazo en la femoral, frente al número 290 del paseo de la Castellana, según informó la policía. La víctima salió de un bar en el que tomaba una consumición para hablar con unos jóvenes y regresó minutos después sangrando. Poco antes de morir aseguró que le había atropellado un coche, según aseguró uno de los empleados del establecimiento.La víctima abandonó la casa de sus padres, situada en el número 15 de la calle de Conde de Torralba, alrededor de las 22.30 horas, y se dirigió al quiosco-bar M...

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Roberto Chavarría Rico, de 25 años de edad, camarero de una discoteca, resultó muerto ayer de un navajazo en la femoral, frente al número 290 del paseo de la Castellana, según informó la policía. La víctima salió de un bar en el que tomaba una consumición para hablar con unos jóvenes y regresó minutos después sangrando. Poco antes de morir aseguró que le había atropellado un coche, según aseguró uno de los empleados del establecimiento.La víctima abandonó la casa de sus padres, situada en el número 15 de la calle de Conde de Torralba, alrededor de las 22.30 horas, y se dirigió al quiosco-bar Mariano, próximo a la vivienda, para comprar tabaco. Personas próximas a la familia precisaron que Roberto salió del bar porque unos jóvenes lo llamaron. A unos 20 metros del establecimiento se apreciaba un reguero de sangre y señales en el suelo de que la víctima y su agresor habían mantenido un enfrentamiento.

Ninguna persona pudo precisar, sin embargo, las causas ni las circunstancias en las que se produjo el homicidio. Sólo se sabía que Roberto regresó al bar a los pocos minutos, y que, mientras se taponaba la herida, sólo tuvo tiempo de asegurar a la dueña del establecimiento que "me ha atropellado un vehículo. Me muero...".

Roberto trabajaba en un discoteca del paseo de Recoletos y formaba parte de una familia de seis hermanos. Su padre es jubilado de la Empresa Municipal de Transportes.

Fuentes próximas a la investigación descartaron que se tratara de una sirla (atraco) callejera, y especularon con la posibilidad de que el crimen pudiera estar relacionado con una venganza.

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