"Lo quiero, pero lo odio"

M. Y. P. es una madre soltera de casi 15 años de edad. Su primera hija la tuvo a los 13 y actualmente se encuentra embarazada de cinco meses; "creo que del mismo padre", dice.Con la apariencia de una joven como cualquier otra, a pesar de su avanzado estado de gestación, M. Y. P. representa el vivo ejemplo de la práctica totalidad de las adolescentes españolas que se quedan embarazadas y llegan a tener los hijos. "Me di cuenta de que estaba embarazada la primera vez a los cuatro meses, pero me puse contenta porque siempre había querido tener una niña", afirma con una leve sonrisa, y agre...

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M. Y. P. es una madre soltera de casi 15 años de edad. Su primera hija la tuvo a los 13 y actualmente se encuentra embarazada de cinco meses; "creo que del mismo padre", dice.Con la apariencia de una joven como cualquier otra, a pesar de su avanzado estado de gestación, M. Y. P. representa el vivo ejemplo de la práctica totalidad de las adolescentes españolas que se quedan embarazadas y llegan a tener los hijos. "Me di cuenta de que estaba embarazada la primera vez a los cuatro meses, pero me puse contenta porque siempre había querido tener una niña", afirma con una leve sonrisa, y agrega que su madre tomaba unas pastillas anticonceptivas, "pero nunca pensé en eso para mí".

Huérfana de madre y con el padre en paro, la joven madre no le reprocha al autor de los dos embarazos el hecho de que nunca se haya preocupado por su hija, pero tampoco desea casarse con él. "Lo quiero, pero también lo odio por todo lo que me ha hecho, y encima pegarme", manifiesta la menor.

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Familias deshechas

Según Elisa Escudero, psicóloga y directora de la Residencia Norte, donde se encuentra internada M. Y. P. junto con su hija, desde hace cuatro años, en que se inauguró el centro, han sido atendidas 550 menores, con una edad media de 16 años y medio.

La directora señala que entre las más jóvenes "hemos atendido una niña de 12 años y ocho de 13", pero que, al margen de la' edad, lo característico de todas ellas es que provienen de familias deshechas (siendo ellas mismas hijas de madre soltera en su mayor parte) y un nivel cultural y social muy bajo.

M. Y. P. no accedió a dar en adopción su primera hija cuando ésta nació, hace 14 meses, en La Paz de Madrid, y aunque manifiesta no querer desprenderse de sus hijos, tampoco sabe qué hacer con ellos. La directora considera que, a pesar de que el rechazo al niño, "consciente o inconsciente", es una constante, por cuanto el 99% de los embarazos de las adolescentes son no buscados o no deseados.

Sólo el 15% de los niños nacidos en la residencia es entregado en adopción.

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