Una bacanal acaba con la detención de 87 extranjeros en Arabia Saudí

Los 87 extranjeros detenidos el pasado sábado por las autoridades saudíes por infringir la ley islámica permanecían ayer en prisión a la espera de ser azotados o expulsados del país. Entre los detenidos hay mujeres y hombres canadienses, británicos, filipinos y norteamericanos. Todos participaban en un escandaloso sarao que imposibilitó a la policía el hacer la vista gorda.

Los agentes llegaron al lugar, situado fuera de los límites en que se permiten mayores libertades a los extranjeros no afectos al islam, rodearon el inmueble con furgonetas, desalojaron el piso y llenaron los veh...

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Los 87 extranjeros detenidos el pasado sábado por las autoridades saudíes por infringir la ley islámica permanecían ayer en prisión a la espera de ser azotados o expulsados del país. Entre los detenidos hay mujeres y hombres canadienses, británicos, filipinos y norteamericanos. Todos participaban en un escandaloso sarao que imposibilitó a la policía el hacer la vista gorda.

Los agentes llegaron al lugar, situado fuera de los límites en que se permiten mayores libertades a los extranjeros no afectos al islam, rodearon el inmueble con furgonetas, desalojaron el piso y llenaron los vehículos con los borrachos asistentes al jolgorio, organizado por una norteamericana de la que sólo se sabe que se llama Tracey.

Los detenidos son ingenieros azafatas, hombres de negocios y empleadas de servicio que paricipaban en lo que una fuente del Foreign Office británico dice que "probablemente era una ruidosa fiesta".

Una fuente consular británica que ha visitado a los detenidos procedentes del Reino Unido, 16 mujeres y 12 hombres, dijo ayer que todos están en perfectas condiciones, léase sobrios, y que han pedido que no se hagan públicos sus nombres.

"Se pasaron más de la cuenta", afirma un británico que no participaba en la fiesta. "Había mucha gente y la música estaba a todo volumen, así que no se podía evitar atraer la atención de la policía", prosigue. "Si se es discreto, la policía hace la vista gorda, pero esta fiesta era tan sonada que no podían pasarla por alto".

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