26 pisos desvalijados diariamente en Madrid

Un total de 5320 robos a otros tantos domicilios fueron denunciados en los seis primeros meses del año, una cifra ligeramente inferior a la del primer semestre de 1986 (5.530 robos). Pero lo peor está por llegar. Durante los meses veraniegos -especialmente en agosto- las cifras se disparan por encima de los 30 hurtos diarios. Los desvalijadores de pisos hablan casi todos el mismo lenguaje y descubren la ausencia de los dueños por múltiples sistemas. Llegar hasta una terraza o reventar una puerta no supone el menor problema. La policía conoce la existencia de varias bandas de toperos, especiali...

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Un total de 5320 robos a otros tantos domicilios fueron denunciados en los seis primeros meses del año, una cifra ligeramente inferior a la del primer semestre de 1986 (5.530 robos). Pero lo peor está por llegar. Durante los meses veraniegos -especialmente en agosto- las cifras se disparan por encima de los 30 hurtos diarios. Los desvalijadores de pisos hablan casi todos el mismo lenguaje y descubren la ausencia de los dueños por múltiples sistemas. Llegar hasta una terraza o reventar una puerta no supone el menor problema. La policía conoce la existencia de varias bandas de toperos, especialistas en el robo de pisos.

T. F. J., alias El Tofi, actuaba por libre en la zona de Aluche. Su sistema, el escalo, no es precisamente el preferido por los revientapisos profesionales por que tiene sus riesgos. Consiste en trepar hasta la terraza elegida, quebrar los cristales y entrar en el domicilio para fugarse con joyas, dinero y algún aparato de imagen o sonido al hombro. El Tofi fue detenido la semana pasada, acusado de al menos cuatro hurtos en los últimos meses. Un piso de la calle de la Condesa de Venadito, fue objeto la semana pasada de un robo por idéntico procedimiento. Alguien se introdujo en el piso por la terraza y se llevó un jugoso botín de 3.175.000 pesetas en dinero, electrodomésticos y diversos metales preciosos.

Denuncias como ésta son el pan nuestro de cada día. En 1986 se denunciaron más de 11.000 hurtos en pisos. Este año no se anda muy lejos. En el primer semestre, según datos de la Jefatura Superior de Poli cía, se han producido 5.320 robos. El mes de enero, con 1.046 denuncias, encabeza la lista de los mas conflictivos. Pero que dan todavía tres meses fuertes para los desvalijadores de pisos: agosto, septiembre y diciembre, todos ellos por encima de la barrera de los 1.000 hurtos.

El verano pasado se produjeron 3.300 robos, según datos de la Delegación del Gobierno. El valor de lo sustraído fue cercano a los 900 millones de pesetas. A falta de datos sobre este verano, en julio y agosto de 1986 se detuvo en total a 116 personas como supuestos autores de robos a domicilios.

La policía ha detectado bandas organizadas que utilizan la misma estrategia. La observación se produce de distintas formas: llamadas telefónicas, avisos por el portero automático, vigilancia de la correspondencia en los buzones, visitas de supuestos mendigos o vendedores ambulantes...

El 'truco' de la enceradora

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El truco de este verano, de acuerdo con varios testimonios recogidos, parece ser el de la enceradora. Un vendedor doméstico, catálogo en mano y apariencia seria, pregunta al inquilino si posee aspiradora. La respuesta suele ser afirmativa. El supuesto vendedor utiliza entonces una excusa demoledora: "¿Tiene usted una enceradora?". Mientras se recrea explicando las virtudes de la enceradora ha tenido tiempo de sobra para echar una ojeada al interior de la casa y comprobar si interesa como objetivo. El observador suele dejar una señal, que puede ser desde una muesca en el marco de la puerta a un símbolo marcado en el suelo o en el portero automático. Hace dos años, la policía desarticuló una banda de gitanos yugoslavos que se dedicaba a robar pisos utilizando unos símbolos: un aspa para indicar que la vivienda está propuesta para robo; un rombo para señalar que se encuentra vacía... Este sistema volvió a utilizarse el año pasado, aunque fuentes policiales señalan que está prácticamente en desuso y ha sido sustituido por códigos que se renuevan cada cierto tiempo.

El procedimiento más frecuente para entrar en las casas es el del corte. Consiste en abrir un hueco en el marco de la puerta, a la altura del pomo, e introducir una palanqueta hasta que salta la cerradura. También se suelen forzar la puertas por el lado de las bisagras. Si la entrada es blindada se han llegado utilizar brocas e incluso hachas para reventarla. Los asiduos de este método reciben el nombre de toperos.

Rara vez, a no ser que se trabaje sobre un objetivo seguro, se utiliza el método del butrón, que consiste en abrir un agujero desde el piso inferior o superior al que se va a robar. La entrada desde la terraza -el escalo- es otro de los sistemas habituales.

La delincuencia especializada encuentra siempre nuevos vericuetos. Uno de los más sorprendentes se descubrió en diciembre del año pasado, cuando la policía desarticuló una banda de seis personas que se dedicaban a secuestrar a sus víctimas para que les llevaran hasta sus domicilios. Así se ahorraban la molestia de tener que forzar la puerta.

Recomendaciones policiales

Por su parte, la Dirección General de la Policía editó el año pasado unos folletos con una larga lista de recomendaciones para andar por casa. Se trata de alejar a los revientapisos y evitar una desagradable sorpresa a la vuelta de vacaciones. El principal objetivo es mantener en secreto las largas ausencias. Para ello, nada mejor que encargar a un vecino que vacíe de vez en cuando el buzón del ausente o instalar un contestador automático con mensaje engañoso. Dejar entreabiertas las persianas o instalar un temporizador automático que encienda las luces y la televisión en pequeños intervalos son otros de los medios.

La policía apuesta también por la disuasión: a mayor medidas de seguridad, más posibilidades de que el desvalijador se abstenga de correr riesgos. Sin embargo, las dobles cerraduras, dispositivos electrónicos y otros obstáculos se ha convertido a veces en cebos para los profesionales, que saben que tras el muro se esconde probablemente un botín suculento.

No divulgar que uno vive solo, no anticipar el plan de vacaciones, cambiar las cerraduras cuando se pierde una copia, no abrir con el portero automático a desconocidos, denunciar los robos, depositar los objetos valiosos en una caja de seguridad... son otros de los mandamientos de los ausentes.

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