Editorial:

Solos en la carretera

EL MINISTERIO de Obras Públicas y Urbanismo es un departamento sensible a la imagen. Y quizá por ello, en vísperas de las vacaciones de agosto, los ciudadanos se desayunaran con una masiva campaña de publicidad, en la que se daban a conocer sus esfuerzos por mejorar la red viaria. Ponga este anuncio en su guantera era el eslogan proclamado (ver EL PAÍS del 30 de julio), y de seguir esta recomendación, los conductores hubieran comprobado que el mapa de obras en las carreteras nacionales estaba plagado de errores. Se anunciaban obras sólo comenzadas en la imaginación de los responsables.Pero si ...

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EL MINISTERIO de Obras Públicas y Urbanismo es un departamento sensible a la imagen. Y quizá por ello, en vísperas de las vacaciones de agosto, los ciudadanos se desayunaran con una masiva campaña de publicidad, en la que se daban a conocer sus esfuerzos por mejorar la red viaria. Ponga este anuncio en su guantera era el eslogan proclamado (ver EL PAÍS del 30 de julio), y de seguir esta recomendación, los conductores hubieran comprobado que el mapa de obras en las carreteras nacionales estaba plagado de errores. Se anunciaban obras sólo comenzadas en la imaginación de los responsables.Pero si este desliz publicitario puede ser considerado como una precipitación de los ímpetus regeneracionistas de los responsables políticos del ministerio del ramo, el número de víctimas de las carreteras en la masiva salida de agosto merece alguna reflexión más sosegada.

En las 60 horas que ha durado la operación salida, la carretera se ha cobrado 72 muertos y casi un centenar de heridos. Es decir, un aumento de más del 60% respecto a los 42 muertos registrados en las mismas fechas de 1986.

La explicación oficial de tan espectacular y dramático aumento es que este año la operación salida ha coincidido con un fin de semana. Evidentemente, el número de vehículos que circulan por las carreteras influye en la fatal estadística, pero no se puede aceptar este factor numérico como causa determinante del festival de la muerte que se representa en cada salida o regreso de vacaciones.

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Este año la presencia de tres millones y medio de vehículos movilizados durante el pasado fin de semana se ha producido en un momento en que la red se encuentra sometida a un importante plan de renovación. El plan de autovías actualmente en marcha, con ampliación o desdoblamiento de la calzada, va a agilizar en un futuro próximo la circulación y es de prever que ello contribuirá a aumentar su seguridad. Pero, mientras tanto, el número de obras existente y el frecuente mal señalamiento de las mismas ha contribuido al aumento del número de accidentes producidos no sólo en las fechas de la operación salida, sino a lo largo del mes de julio. La propia Dirección General de Tráfico así lo ha reconocido. Pero no basta el reconocimiento. Se hace necesaria una vigilancia más estrecha y permanente de los tramos de calzada que se encuentran en obras, así como la exigencia de responsabilidades a las empresas que las ejecutan.

Factores estructurales -red víaria insuficiente, mal estado del firme, mala señalización de obras- son debidos al retraso histórico en la política de obras públicas, que ahora se trata de corregir. Pero una mayor atención preventiva a aquellos tramos de probada siniestralidad no puede esperar a la culminación de esos planes.

Es cierto, sin embargo, que la causa principal de los accidentes sigue siendo la escasa sensibilización de los conductores ante los peligros para la propia vida y la de los demás y una actitud negligente al volante de su vehículo. Uno de los factores más peligrosos en los accidentes es el consumo de alcohol por parte de los conductores. Este hábito social que domina gravemente a más de cuatro millones de españoles está en el origen del 50% de los accidentes de tráfico.

Evidentemente, la incidencia de ese factor y otros relacionados con hábitos personales, como el sentido competitivo de la conducción, sólo puede ser corregida por una mayor concienciación del propio conductor. Pero esto no excluye que entre las prioridades de la Administración deba figurar en lugar destacado la mejora de la red. En un país que este año recibirá a 50 millones de turistas, cifra sólo superada por Estados Unidos, y que pierde cada año a más de 4.000 ciudadanos en accidentes de tráfico, no se puede dejar a los conductores solos en la carretera.

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