Cartas al director

Dos preguntas indiscretas

Dicen que George Bernard Shaw contaba esta vieja historia poco más o menos así:Bernard (a la mujer sentada a su lado en una elegante cena). ¿Se acostaría usted conmigo por 10 millones de dólares?

Mujer (se ríe y contesta). Pues claro que sí, querido George.

Bernard. Bueno, ¿y qué tal por 15 dólares?

Mujer (indignada). Pero bueno, ¿quién se ha creído usted que soy?

Bernard. Eso ya ha quedado claro. Ahora discutimos el precio.

Si lleva tiempo, por mor de la huelga, esperando que le atiendan ese mal que tanto le aqueja, del que...

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Dicen que George Bernard Shaw contaba esta vieja historia poco más o menos así:Bernard (a la mujer sentada a su lado en una elegante cena). ¿Se acostaría usted conmigo por 10 millones de dólares?

Mujer (se ríe y contesta). Pues claro que sí, querido George.

Bernard. Bueno, ¿y qué tal por 15 dólares?

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Mujer (indignada). Pero bueno, ¿quién se ha creído usted que soy?

Bernard. Eso ya ha quedado claro. Ahora discutimos el precio.

Si lleva tiempo, por mor de la huelga, esperando que le atiendan ese mal que tanto le aqueja, del que seguro no correserio peligro su vida, pero mira tú por dónde le es asaz fastidiosillo, espétele sin rubor al galeno de turno el chascarrillo que procede:

-Oiga, doctor, entre nosotros, ¿me exploraría usted aquí, en semejante parte, por 10 millones de dólares? Es que me duele, ¿sabe?

-No lo dudaría, y al instante.

-¿Y la misma cosa por 15 dólares? Ande, hombre, aunque sea aplicándome un servicio mínimo y por caridad.

-¿Pero no ve que estoy en huelga indefinida, buena mujer? ¿Quién se ha creído usted que soy yo?

-Después de todo, esto ya ha quedado claro, ¿no?- José Luis Domínguez Losada.

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