Tribuna:LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Por qué quiero ser alcalde

Toda voluntad política, si es legítima, nace de un profundo deseo de transformar la sociedad. Si no se cuenta con esta ilusión utópica es preferible abordar otros planteamientos vitales que, por otra parte, pueden ser igualmente válidos.Dentro de unos días se van a cumplir los 10 años desde la celebración de las primeras elecciones libres después de muchos de régimen dictatorial. El 15 de junio de 1977 era el punto de arranque de un gran anhelo de libertad y de participación, tras un proceso de transición a la democracia impulsado por el Rey y magníficamente dirigido por Adolfo Suárez.

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Toda voluntad política, si es legítima, nace de un profundo deseo de transformar la sociedad. Si no se cuenta con esta ilusión utópica es preferible abordar otros planteamientos vitales que, por otra parte, pueden ser igualmente válidos.Dentro de unos días se van a cumplir los 10 años desde la celebración de las primeras elecciones libres después de muchos de régimen dictatorial. El 15 de junio de 1977 era el punto de arranque de un gran anhelo de libertad y de participación, tras un proceso de transición a la democracia impulsado por el Rey y magníficamente dirigido por Adolfo Suárez.

El 15 de junio viene a tener un significado especial. Un antes y un después para un país que tradicionalmente no ha visto suficientemente culminados en el pasado los procesos de transformación.

A pesar de múltiples dificultades se conquistaron reformas que parecían imposibles: la modernización de una sociedad basada en la libertad y en un marco de convivencia.

Muchas de las personas que hemos participado en la transición creemos que el cambio iniciado está aún sin completar. Se hizo admirablemente el cambio político y se logró el estado de las libertades, pero aún está sin conseguir el cambio social.

Para contribuir a realizar ese cambio en la ciudad de Madrid quiero ser alcalde. Es imprescindible hacer el cambio social que el pueblo español demanda a gritos. ¡Ya está bien! Por esto quiero ser alcalde. Para estar lo más cerca posible del pueblo. Para proyectar desde la vida municipal la esperanza de un pueblo que se debate entre el desencanto y su aspiración de mayores niveles de participación, de justicia y de igualdad.

De espaldas a la realidad

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El PSOE gobierna de espaldas a la realidad social y sólo aparenta reaccionar cara a la galería ante las consultas electora les y con el único objetivo de fabricarse una imagen que ya no tiene credibilidad.

El proyecto socialista, que tanta ilusión despertara en el otoño del año 1982, aparece hoy agotado y reducido a la ocupación y la permanencia en el poder.

La sociedad aparece bloqueada por la falta de diálogo y porque los socialistas están más pendientes de vender una imagen que de afrontar los problemas que preocupan a los ciudadanos.

No se puede perder más tiempo. Es absolutamente inaceptable seguir con ambigüedades. Hay que afrontar con decisión y firmeza una labor para la que se necesitan todas las fuerzas, todas las ideas, todas las voluntades y todas las ilusiones colectivas. Una labor de reestructuración social que el pueblo español exige sin más dilación. Una labor que empieza por los ayuntamientos y, más concretamente, por el Ayuntamiento de Madrid.

Madrid es una ciudad emblemática de la democracia española y siempre lo ha sido del coraje y el valor nacional. Madrid levantó varias veces la bandera de la protesta y de la contestación popular para acabar con los abusos de un Godoy, o de Esquilache, o de Napoleón. Es una ciudad que ama la libertad como ninguna otra. Supo resistir hasta el final durante la guerra civil. En el motín de los gatos dio la talla de su rebeldía y amor a la justicia. Nadie puede decir que se siente aquí forastero. Ha sido históricamente la tierra de promisión de los desheredados, de los huidos, de la miseria y hasta de los que se atrevían a enfrentarse con los aires duros e intolerantes de la Inquisición.

El pueblo de Madrid es un gran pueblo, y, por eso, tengo la confianza de que los madrileños, en las próximas elecciones, van a ponerse a la cabeza de los españoles para cambiar los modos y maneras de gobernar y configurar un mapa político más plural que acabe con la arrogancia, la falta de diálogo y la insensibilidad social de que viene haciendo gala el partido en el poder, desde las mayorías absolutas que detenta en las diferentes instituciones.

He dicho estos últimos días que no concibo mayor ilusión ni una misión más noble, que ser alcalde de Madrid, para trabajar activamente por el bienestar de sus ciudadanos y facilitar la vida de los madrileños.

Nuevo talante

Igual que la transición ha sido un proceso estudiado y valorado por universidades, cancillerías y analistas de todo el mundo, Madrid precisa un nuevo estilo de ayuntamiento, más sensible a la realidad social y con mayor nivel de participación ciudadana, pues no en vano la vida municipal es la escuela de la democracia. Es preciso un nuevo talante sin prepotencia y donde se practique el diálogo, se admita la crítica, se fomente la autocrítica y se logre el objetivo final del cambio social.

También he dicho en esta precampaña que tengo la convicción de que si los madrileños me otorgan su confianza para ocupar el puesto que dejó vacante el profesor Tierno, seré un buen alcalde de Madrid.

Quiero ser alcalde de todos los madrileños y no de unos pocos. Y menos aún de unos más que de otros. Quiero ser el alcalde de la luz y la transparencia en la gestión. Quiero ser el alcalde de Madrid para luchar contra el paro y acabar con el despilfarro a costa del bolsillo de los madrileños, terminar con el tráfico de drogas, eliminar la inseguridad ciudadana actual, erradicar el chabolismo, la pobreza y la marginación social.

Me gustaría culminar mi vida política como alcalde de Madrid, y me gustaría que se me recordara por haber impulsado a Madrid como punta de lanza de la transformación social que España necesita. Me gustaría que Madrid sea marco de una sociedad participativa y solidaria, una capital en la que la cultura no sea pura apariencia, sino auténtica igualdad de oportunidades para todos.

Los alcaldes y corregidores tienen en España una gran tradición y autonomía desde Pedro Crespo al alcalde de Móstoles. El poder municipal se ha mantenido en épocas de opresión, de monarquía absoluta o de dictadura. Madrid se ha llevado siempre la palma en este aspecto.

Seré respetuoso con las instituciones y con las personas, pero seré inflexible con el engaño y la arrogancia, practicaré la mesura ante los problemas, pero seré rebelde con causa ante el paro, la miseria y los desequilibrios sociales.

Agustín Rodríguez Sahagún es candidato a alcalde de Madrid por el CDS.

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