Cartas al director

La nueva sequía europea

A menudo explican los efectos de una supuesta lluvia ácida procedente del azufre u otros materiales tóxicos que largan las fábricas o centrales térmicas, y que matan los árboles de la zona donde cae. Respetando las opiniones de los científicos, me permito dudr de esas suposiciones. He vivido casi siempre en zona arbórea y he presenciado infinidad de mutaciones y la casi desaparición de varias especies, como la de una especie de olivo que hace unos 40 años empezó a morir sin nadie saber porqué.Lo mismo sucede con muchos pinos y otras especies de árboles de bosque de unos años a esta parte. Pero...

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A menudo explican los efectos de una supuesta lluvia ácida procedente del azufre u otros materiales tóxicos que largan las fábricas o centrales térmicas, y que matan los árboles de la zona donde cae. Respetando las opiniones de los científicos, me permito dudr de esas suposiciones. He vivido casi siempre en zona arbórea y he presenciado infinidad de mutaciones y la casi desaparición de varias especies, como la de una especie de olivo que hace unos 40 años empezó a morir sin nadie saber porqué.Lo mismo sucede con muchos pinos y otras especies de árboles de bosque de unos años a esta parte. Pero sobre éstos, sí sabemos el porqué: se mueren de sed. La comarca catalana del Pallars está apartada de cualquier contaminación ambiental o atmosférica, pero en ella desde hace unos cuatro años que apenas llueve. Esta sequía no tiene parangón en la historia. La escasa agua que cae moja solamente la capa vegetal superficial, pero el subsuelo, que es de donde se nutre de humedad cualquier árbol, está exhausto. El bosque precisamente es bosque porque no es apto para el cultivo agrario ya sea por su pendiente o por las rocas. Pues bien, todos los árboles con raíces entre rocas han sido los primeros en perecer de sed. La propia pendiente del terreno hace que la poca agua que cae en alguna tormenta se pierda sin penetrar en la tierra y ésta es, en mi parecer, la lluvia ácida que mata a los pinos y demás. Es lo mismo que debió sucederle a la vegetación del Atlas sahariano en los tiempos bíblicos, cuando no había más humos que el de las fogatas de sus habitantes. Y en los lugares de contaminación, las flores frágiles que se riegan no mueren, mientras los pinos o encinas que esperan el agua del cielo, sí tanto aquí como en Alemania, Francia o Italia. Europa pasa por un período de sequía desconocido.

Mur, Lérida.

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