Cartas al director

El Gobierno y el déficit

Resulta sorprendente que en el debate sobre el estado de la nación los medios de comunicación hayan tratado el tema del déficit de forma tan precaria. Es sorprendente porque en él se centra el debate actual de la política económica en los países occidentales.Habría que señalar que existe una creciente crítica en contra del déficit público y, en general, contra el Estado del bienestar que surgió después de la II Guerra Mundial al amparo de las teorías keynesianas. Esta crítica ha desembocado en la aplicación de estrategias de consolidación presupuestaria en los principales países de la O...

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Resulta sorprendente que en el debate sobre el estado de la nación los medios de comunicación hayan tratado el tema del déficit de forma tan precaria. Es sorprendente porque en él se centra el debate actual de la política económica en los países occidentales.Habría que señalar que existe una creciente crítica en contra del déficit público y, en general, contra el Estado del bienestar que surgió después de la II Guerra Mundial al amparo de las teorías keynesianas. Esta crítica ha desembocado en la aplicación de estrategias de consolidación presupuestaria en los principales países de la OCDE, que, sin embargo, para su aplicación en España tendrían que partir de unas premisas diferentes. En nuestro país, la participación del Estado en la economía y el nivel asistencial están muy por debajo de las cifras europeas, y el sector público es poco transparente, cercano a la opacidad, mal gestionado y con un fraude fiscal que no necesita comentarios.

El Gobierno haría mal en dejarse contagiar por estas teorías. Debe abandonar el tono defensivo utilizado para contestar a las críticas de los señores Roca y Segurado contra el creciente déficit público. De la misma forma que no debe hacer oídos sordos a las propuestas del señor Suárez o a la petición del señor Iglesias de crear un consejo de planificación económica y social y la dotación de una partida especial para realizar un plan de creación de empleo.

Para terminar, creo que el Gobierno tiene en esta materia dos retos importantes que afrontar: por un lado, controlar y gestionar de forma adecuada los gastos públicos, hasta llegar a niveles de infraestructura que la sociedad demanda y que un partido socialista tiene la obligación moral de proporcionar; por otro lado, por racionalidad económica, reducir el déficit público por la vía de los ingresos mediante la ampliación de las bases impositivas, incidiendo en los que influyen más sobre los incentivos, y sobre todo por una lucha decidida contra el fraude fiscal.-

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