Normalidad, pero menos

Con cansancio y dudas, los compañeros de colegio de María Luisa Prada regresaron ayer a las aulas

Julio González, de 16 años, delegado de 2º E en el instituto de BUP Antonio Domínguez Ortiz, de Vallecas (Madrid), se muestra satisfecho de que haya vuelto la normalidad a las aulas después de más de dos meses de huelgas, manifestaciones, asambleas y votaciones sin fin. Julio es compañero de instituto de María Luisa Prada, la joven de 14 años herida de bala en la primera manifestación violenta de estudiantes del 23 de enero pasado, y cuyo caso ha provocado gran inquietud en el colegio.Sin embargo, no está muy seguro de que esta calma dure mucho tiempo. "Si la coordinadora [Coordinadora Estatal...

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Julio González, de 16 años, delegado de 2º E en el instituto de BUP Antonio Domínguez Ortiz, de Vallecas (Madrid), se muestra satisfecho de que haya vuelto la normalidad a las aulas después de más de dos meses de huelgas, manifestaciones, asambleas y votaciones sin fin. Julio es compañero de instituto de María Luisa Prada, la joven de 14 años herida de bala en la primera manifestación violenta de estudiantes del 23 de enero pasado, y cuyo caso ha provocado gran inquietud en el colegio.Sin embargo, no está muy seguro de que esta calma dure mucho tiempo. "Si la coordinadora [Coordinadora Estatal de Estudiantes de Enseñanza Media y Universidad] convoca más movilizaciones, seguramente las seguiremos. Aunque la verdad es que la gente está un poco cansada y, sobre todo, tiene miedo de manifestarse".

Algo parecido opina Begoña Quintanilla, de 16 años, subdelegada de Y A en el mismo instituto, que después de tantos vaivenes disfruta de un día normal de clases. Ella, al igual que otra compañera que le acompaña, opina además que la oferta realizada por Maravall a los estudiantes la pasada semana contiene algunos elementos positivos. "La verdad, yo ya no entiendo por qué no han firmado un acuerdo. Había cosas que estaban muy bien. Al final, lo que llegas a pensar es si habrá alguna maniobra política detrás de todo" *

El instituto de BUP Antonio Domínguez Ortiz cuenta con algo menos de 1.000 alumnos, y según su director, Ángel Pajín, "mantiene una tónica de seminormalidad desde la semana pasada".

Algo más decididos a seguir la batalla por sus reivindicaciones parecen los alumnos del instituto Tirso de Molina, en la madrileña avenida de Buenos Aires, donde estudian cerca de 2.000 alumnos. La fachada principal del centro y algún muro interior del patio están profusamente decorados con pintadas en contra de la policía.

Puede durar poco

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La normalidad es total, pero Julio S, de 18 años y alumno de COU, considera que la cosa puede durar poco. "Creo que esta misma semana hay programadas nuevas movilizaciones, aunque todo dependerá de las negociaciones con Maravall", comenta. Julio no es capaz de precisar exactamente qué acciones se preparan, pero es tajante a la hora de declarar: "Saldré a la calle si hay razones para hacerlo".

Pese a la incertidumbre, los profesores parecen ser los primeros satisfechos de que apuntes y exámenes vuelvan a ser el tema del día para los estudiantes. "Nosotros nos hemos mantenido muy respetuosos en esta cuestión", explica Pilar, jefa de estudios del instituto de BUP Cervantes, de Madrid, "pero no podemos ocultar que estamos muy satisfechos de esta vuelta a clase". En el patio del instituto Cervantes, antigua facultad de Veterinaria, donde hoy estudian alrededor de 1.600 alumnos, un grupo de muchachos hace footing pese a la amenaza de lluvia. En las escaleras que dan acceso al vestíbulo, cuatro jóvenes, alumnos de segundo de BUP, charlan aprovechando que no hay clase de geograria. Uno de ellos, Claudio Lorenzo, de 16 años, no sabe si habrá nuevas manifestaciones y está algo cansado de huelgas. "Además", concluye, "muchas de las movilizaciones que se organizan no están demasiado claras".

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