Jefe de policía de Manchester, azote de pecadores

¿Qué puede hacer un Gobierno cuando el jefe de la fuerza de policía más numerosa del país se siente inspirado por Dios para condenar a los pecadores de este mundo? Llamarle al orden y, posiblemente, advertirle que si sigue actuando como una versión moderna de los profetas bíblicos el Gobierno se verá forzado a pedir su retiro.

Eso es exactamente lo que hizo ayer el Gobierno británico al citar al jefe de la policía metropolitana de Manchester y presidente de la Federación de Jefes de Poli cía del Reino Unido, James Anderton, en la sede del Ministerio del Interior para una reunión con alt...

¿Qué puede hacer un Gobierno cuando el jefe de la fuerza de policía más numerosa del país se siente inspirado por Dios para condenar a los pecadores de este mundo? Llamarle al orden y, posiblemente, advertirle que si sigue actuando como una versión moderna de los profetas bíblicos el Gobierno se verá forzado a pedir su retiro.

Eso es exactamente lo que hizo ayer el Gobierno británico al citar al jefe de la policía metropolitana de Manchester y presidente de la Federación de Jefes de Poli cía del Reino Unido, James Anderton, en la sede del Ministerio del Interior para una reunión con altos funcionarios del departamento, entre los que no se encontraba el titular, Douglas Hurd.El departamento del Interior se ha visto obligado a intervenir a regañadientes ante la conflictiva serie de declaraciones de Anderton, que se ha convertido en una especie de portavoz de lo que parece ser mayoría moral o silenciosa del país, a juzgar por el número de apoyos que recibe el barbudo jefe de policía.

Anderton, un funcionario intachable en opinión de todos sus compañeros, organizó la marimorena hace unas semanas, cuando atacó duramente en el curso de una reunión de la federación de policías a "homosexuales, prostitutas y maridos infieles", y achacó la propagación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) a "la conducta degenerada" de la sociedad actual y a la promiscuidad.

Revolcarse en un pozo negro

"La gente se está revolcando en un pozo negro fabricado por ella misma", declaró Anderton, para quien habría que preguntar a los homosexuales, "las principales víctimas del SIDA, por qué siguen practicando tan repugnantes costumbres".Con estas declaraciones, Anderton se ganó la enemistad tanto del Gobierno como de la oposición, que trataban a toda costa de evitar el debate moral para concentrarse sólo en la forma más eficaz de combatir la enfermedad. Pero se ganó el apoyo de centenares de británicos, que inundaron su oficina de mensajes y cartas de felicitación.

Cuando parecía que la tormenta iba a pasar, el trueno Anderton se ha dejado oír de nuevo. El pasado domingo, en una larga entrevista a un programa religioso de la BBC 4, Anderton, antiguo predicador laico metodista, declaró que cuando hizo sus conflictivas declaraciones sobre el SIDA se sentía "un instrumento de Dios". "Dios utiliza extraños caminos. Dado mi amor por Dios y mi fe en él y en Jesucristo, no tengo más remedio que aceptar la posibilidad de que haya podido ser utilizado por Dios en esta forma", explicó Anderton, que confirmó en el mismo programa su conversión al catolicismo, "única confesión que en todo momento me ha apoyado", dijo.

Al día siguiente, los concejales laboristas del Ayuntamiento de Manchester, del que depende directamente la fuerza de policía, pidieron su dimisión, y su portavoz manifestó que se estaba estudiando si , era posible pedir que se realizase a Anderton "un examen psiquiátrico".

Pero el antiguo predicador no se dejó amilanar y contestó a sus críticos con la acusación de que estaba siendo "perseguido por sus creencias religiosas".

De acuerdo con la ley de Policía de 1964, el ministro de Interior sólo podría retirar a Anderton "en base a conseguir una mayor eficacia en el servicio y a petición de la autoridad local".