Tribuna:

Emergente

Que los filósofos de guardia sigan dando vueltas nostálgicas en sus mesas redondas a las diferencias entre aquella época de las utopías, las vanguardias, las mayúsculas y la boina del Che, y entre estos tiempos en pos menor que rechazan cualquier teoría de cátedra; lo único que sé a ciencia cierta es que antes le colocábamos el sambenito de dominante a todo y el latiguillo de ahora es lo emergente. Discuten de un cambio de paradigma, pero yo sólo noto un cambio de pronunciación. Aquellos mismos que hace una década decían clase dominante, ideología dominante o política domi...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Que los filósofos de guardia sigan dando vueltas nostálgicas en sus mesas redondas a las diferencias entre aquella época de las utopías, las vanguardias, las mayúsculas y la boina del Che, y entre estos tiempos en pos menor que rechazan cualquier teoría de cátedra; lo único que sé a ciencia cierta es que antes le colocábamos el sambenito de dominante a todo y el latiguillo de ahora es lo emergente. Discuten de un cambio de paradigma, pero yo sólo noto un cambio de pronunciación. Aquellos mismos que hace una década decían clase dominante, ideología dominante o política dominante, dicen con idéntíco entusiasmo clases emergentes, ideas emergentes, políticos emergentes. Hasta los peluqueros, las modistas y los pinchadiscos se han contagiado del sarampión y hablan de modas que emergen. Aquel sexo industrial era dominante y este sexy posindustrial es emergente. La cultura premoderna dominaba o era dominada; el look tardomoderno se limita a emerger o naufragar. Había ideologías imperantes y hay pragmatismos buceantes.Se domina desde arriba, pero se emerge desde abajo. Aquellas duras ideas dominantes emanaban del estado gaseoso y las dulces creencias emergentes brotan del estado líquido. Ahí está eldetalle delator. O sea, que hemos pasado del mundo estratosférico al mundo submarino. Del casco del cosmonauta a la escafandra del buzo. Hasta en las más viles metáforas del momento suenan ecos emergentes, aunque a la inversa. Tiempo de economía sumergida, de monedas flotantes, de trabajo inmerso, de dinero zambullido en la caja B, de teorías empantanadas. Por eso la filosofía se parece cada vez más a una rama verdosa de la anfibiología. Acaso porque el ideólogo y el líder adoptan la condición anfibia para sobrevivir en los pantanos de la complejidad. Todo es emergente, en fin, porque nos han acostumbrado a vivir como si siempre estuviéramos en caso de emergencia. El gran truco del poder ya no consiste en dominar con descaro, sino en acojonar con sutileza. Y el Estado de emergencia cria ranas.

Archivado En