La inefable justicia

Magistral el artículo de González Seara Dónde está el debate político, del 5 de diciembre. Cuando dice que es preferible para el español llegar en tren con dos horas de retraso que tener que esperar seis años para que le reparen una injusticia pone el dedo en la llaga más vergonzante de nuestra sociedad. En España somos muchos los que creemos que la justicia está por inventar.Tres botones de muestra.

Una constructora estafa en 1975 a mi amigo Pedro -y a 16 personas más- ¡97 millones de pesetas! La estafa sea poyaba en parte en una financiera, propiedad de uno de los cinco ...

Magistral el artículo de González Seara Dónde está el debate político, del 5 de diciembre. Cuando dice que es preferible para el español llegar en tren con dos horas de retraso que tener que esperar seis años para que le reparen una injusticia pone el dedo en la llaga más vergonzante de nuestra sociedad. En España somos muchos los que creemos que la justicia está por inventar.Tres botones de muestra.

Una constructora estafa en 1975 a mi amigo Pedro -y a 16 personas más- ¡97 millones de pesetas! La estafa sea poyaba en parte en una financiera, propiedad de uno de los cinco grandes bancos nacionales y cuyo presidente era hermano del presidente del banco. Tras muchas incidencias, Pedro consiguió, con la ayuda de un caro abogado y 50.000 pesetas de astilla, que un juzgado concreto, en un día concreto, admitiera su querella y que la carpeta correspondiente no sufriera escamoteos periódicos ante los poderes de los estafadores. Mientras, otras siete querellas se sumaron contra la constructora, de las que cinco incluían a la financiera. Pero la constructora, unos meses después, abría otra oficina, con nuevo nombre, en el centro de Madrid, para Iniciar otra serie de estafas, la quinta en nueve años, según nos enteramos después. Inútil decir que los juicios no han salido en 10 años. A Pedro y su familia de siete hijos les dejaron en la ruina, y sus ahorros de 18 años se desvanecieron en cinco meses. Sin embargo, ahora prefiere quedarse como está, porque no cree que sacara nada del juicio... como no sea nuevos gastos.

Otro ejemplo. En julio pasado, un joven, llamado Juan, tiene un accidente en una urbanización, delante de los guardas de la misma: un coche, conducido por un niñato, se le echa encima, completamente en su lado. Pero el seguro de los dos era sólo contra terceros. La compañía contraria se apresuró y ¡denunció a Juan!

El juicio sale en la segunda quincena de julio, estando Juan de vacaciones; le envían un telegrama-citación, que el cartero introduce en su buzón. Al regreso se entera Juan de que ha habido un juicio y lo ha perdido. ¡Total, magullamiento facial, rabia incontenida, un mes sin coche y 207.000 pesetas de taller!

Y el tercer botón de muestra. Cena sabatina de seis. matrimonios amigos. Sale el tema de los robos. En los últimos 15 meses, cuatro de las seis familias habían sido desvalíjadas en sus casas y tres ni se habían molestado en acudir a la justicia. ¿Para qué?. ¡Ésa es la justicia de la novena potencia mundial!- Alberto Ortiz.