El Gobierno italiano concede Alfa Romeo a Fiat y desestima la oferta presentada por Ford

Fiat, la firma automovilística de Turín, ha ganado la batalla contra la contrincante norteamericana Ford al haber obtenido ayer por la tarde, por parte de Finmecánica -la sociedad propietaria y perteneciente al ente público industrial IRI- la autorización para adquirir Alfa Romeo. Una vez más en los últimos 40 años, el gigante Ford pierde la oportunidad de comprar una firma italiana. La decisión, que ahora tendrá que ser ratificada formalmente por el Consejo de Ministros, al ser Alfa una empresa del Estado, ha sido tomada, se afirma, porque las condiciones ofrecidas por Giovanni Agnelli, presi...

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Fiat, la firma automovilística de Turín, ha ganado la batalla contra la contrincante norteamericana Ford al haber obtenido ayer por la tarde, por parte de Finmecánica -la sociedad propietaria y perteneciente al ente público industrial IRI- la autorización para adquirir Alfa Romeo. Una vez más en los últimos 40 años, el gigante Ford pierde la oportunidad de comprar una firma italiana. La decisión, que ahora tendrá que ser ratificada formalmente por el Consejo de Ministros, al ser Alfa una empresa del Estado, ha sido tomada, se afirma, porque las condiciones ofrecidas por Giovanni Agnelli, presidente de Fiat, son más ventajosas globalmente que las presentadas por Ford.

Sin embargo, no cabe duda de que se ha tratado también y, sobre todo, de un problema político. El Gobierno Craxi no ha querido, a pesar de que no dejaba de halagarle la decisión norteamericana de invertir en este país, que una firma tan prestigiosa como Alfa Romeo acabase siendo vendida "al extranjero". Sobre todo porque dicho acuerdo Ford-Alfa podría haber acarreado al mismo tiempo problemas de competencia a la industria de Turín que más que una empresa es hoy una especie de "vaca lechera" que si entra en crisis podría hacer tambalearse a la economía italiana.La decisión no ha sido, sin embargo, fácil, porque por otro lado también los norteamericanos han apretado esta vez con fuerza. Para Ford era un problema de prestigio internacional quedarse con la firma de Alfa y un modo de penetrar en el mercado europeo. Al mismo tiempo ofrecían algo que el automóvil italiano no deja de interesar como era el abrirle la puerta a Norteamérica.

La pugna entre Ford y Fiat había empezado el pasado mayo cuando fue anunciado que el Gobierno estaba estudiando el ofrecimiento de Ford de quedarse con Alfa Romeo, una empresa que en los últimos tiempos atraviesa una fuerte crisis económica. El 10 de junio se descubre, sin embargo, que ya existía un ofrecimiento de Fiat para quedarse con Alfa según informó la comisión de balances del Parlamento.

Desde ese momento Ford y Fiat empiezan a perfilar sus ofrecimientos concretos y secretos. La Finmecánica, la financiera estatal que posee el 92% de Alfa, anuncia que estudiará ambas propuestas y que a primeros de noviembre daría su sentencia definitiva.

Y ayer Finmecánica decidió a favor de Fiat. Ahora tendrá que ser ratificada esta decisión por el Gobierno italiano pero no puede haber problemas ya que ha sido el Gobierno, como ha revelado el ministro de Industria, Valerio Zanone, quien había empujado a Agnelli para que hiciese una oferta mejor que Ford.

La presión norteamericana ha sido tan fuerte que Cesare Romiti, delegado de administración de Fiat, ha denunciado el hecho de que, según informaciones periodísticas, incluso el embajador de EE UU en Roma haya presionado sobre el Gobierno a favor de Ford "a pesar de que no se trataba", dijo Romiti, "de un asunto de Estado".

En general, la decisión de Finmecánica de entregar a Fiat la firma de Alfa ha sido acogida en el país precisamente en un momento en el que made in Italy está en pleno vigor.

Paradójicamente los menos entusiastas son los obreros y técnicos de Alfa quienes, según un sondeo, hubiesen preferido ser "comprados por Ford en un 67%. El motivo, sin embargo, es el de una cierta antipatía atávica contra Agnelli y el recurso de los despidos en masa a principios de 1980 en Fiat.

Precisamente por ello, el sindicato con mayoría comunista, la CGIL, se había también poco favorable a que Fiat se adueñase de Alfa Romeo. Por la calle, ayer, la gente decía: "Hubiese sido vergonzoso vender a los norteamericanos una de las glorias que tenemos y que tanto nos envidían todos como los motores Alfa Romeo".

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