Tribuna:LOS MADRILES

Alaska

Hace unos días almorcé con Olvido Alaska, que presentaba un disco. Cuando uno va a provincias a dar conferencias, en seguida le preguntan a uno si es verdad que existe eso de la movida madrileña y qué forma tiene. No se me ocurre mejor explicación que Olvido Alaska. Buscada la mujer, sí. La mujer lo explica todo. Lo explica y lo complica, pero ahí está, plástica y polisémica. De ser el mascarón de proa de la movida, Alaska puede pasar a ser ella toda la movida, el mascarón y la proa que navegan sin barco detrás, porque movida ya queda poca. Alaska es una vampi con calambres de fo...

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Hace unos días almorcé con Olvido Alaska, que presentaba un disco. Cuando uno va a provincias a dar conferencias, en seguida le preguntan a uno si es verdad que existe eso de la movida madrileña y qué forma tiene. No se me ocurre mejor explicación que Olvido Alaska. Buscada la mujer, sí. La mujer lo explica todo. Lo explica y lo complica, pero ahí está, plástica y polisémica. De ser el mascarón de proa de la movida, Alaska puede pasar a ser ella toda la movida, el mascarón y la proa que navegan sin barco detrás, porque movida ya queda poca. Alaska es una vampi con calambres de folklórica y pegada punki, todo ello corregido por un dulce latigazo de benedictine, que, naturalmente, ya no fabrican los benedictinos, si es que quedan monjes de tan legendaria y respetable Orden. Alaska es la voluntad firme y continuada de ser otra, por delante o por detrás de la que es, como Madrid, hoy, es la voluntad (y a eso le llamamos movida) de ser otro que el Madrid bahamondista, regimentado por el clarín de Radio Nacional y el parte. Alaska es un Óscar Wilde con bragas que lee el Diez Minutos. Quiero decir que ha decidido, como tío Óscar, poner todo el genio personal en su vida, en su imagen, dejando que el talento, en la obra/disco, lo ponga el Berlanguita. Alaska es su postizo de pelo y la voz que le falta. Una férrea voluntad de ser que se ha pintado los labios en pico. Alaska es la monja inversa en la clausura del rock, y hasta he visto que a veces usa rosarios. Alaska potencia su piel purísima, sus pechos grandes y la actitud frambuesa de sus largas uñas.Alaska tenía que haberse casado con Ignacio de Noche, de soltero Nacho Camuñas, que en diciembre contrae con otra (la hija de Enrique Mata). Eso sí que habría sido cerrar el bucle de la movida por ambas puntas, un matrimonio posnovísimo a todos los efectos para dar por clausurada la movida como en una Sisí inversa, tiroteada de rockura. La que viene ahora, de musa de Madrid, es Verónica Forqué, de la mano genial de Martín Patino, pero Verónica es rubia y transparente, como una cerveza que había. El liberalmonetarismo/Boyer acuña sus propios tabúes. Alaska es ya rock/reserva del 82. Legendaria como Cleo de Merode o Tórtola Valencia. Pervive, más que vive, en el estampario hondo de Madrid.

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