Cartas al director

'Extraños en la noche'

El 20 de octubre, su periódico nos sorprendió con un extraño editorial: Extraños en la noche.Extraño aquí, porque no abundan en España los editoriales de este género. No lo sería tanto en otras partes: el Liberatión parisiense tiene acostumbrados desde hace tiempo a sus lectores a esta clase (le reflexiones (incluso desde portada). En cualquier caso, se agradece. No todo va a ser baja politiquería, por lo demás aburridísima. Puede que existan caminos insólitos para el redescubrirrtiento del sentido auténtico de la cultura. Y (¿por qué no?) del de la izquierda...

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El 20 de octubre, su periódico nos sorprendió con un extraño editorial: Extraños en la noche.Extraño aquí, porque no abundan en España los editoriales de este género. No lo sería tanto en otras partes: el Liberatión parisiense tiene acostumbrados desde hace tiempo a sus lectores a esta clase (le reflexiones (incluso desde portada). En cualquier caso, se agradece. No todo va a ser baja politiquería, por lo demás aburridísima. Puede que existan caminos insólitos para el redescubrirrtiento del sentido auténtico de la cultura. Y (¿por qué no?) del de la izquierda...

El interesante editorial a que me refiero plantea, entre otros, un tema que tiene la virtud de resultar particularínente irritante para la intelectualidad racionalistamente establecida. Y lo hace desde una relativa identificación -no total, según he creído percibir- con esa misma actitud de nuestra intelligentzia más conocida: ciencia y astrología. ¿Cómo es que la astrofísica no acaba de matar a la ancestral serpiente del Zodiaco? ¿Por qué Popper no termina de convencer a todo el mundo de que la astrología es el paradigma de la no-ciencia?

Estas preguntas, abren todo un mundo de nuevas preguntas y posibles respuestas... Acaso el paradigma positivo de Popper, el de ciencia, no sea ese nuevo paradigma a que se ha referido Salvador Pániker repetidas veces en estas mismas páginas. Acaso la visión de unos seres -nosotros- asépticamente aislados del resto del universo no corresponda ni a la concepción del mundo que tiende a surgir a partir de la física cuántica, ni tampoco a la cada vez más extendida sensibilidad ecológica. Acaso ciertos debates -muy profundos e inquietantes- que los descubrimientos de la risíca del siglo XX han abierto, y que se refieren a la relación entre objetividad y subjetividad, al tema de la consciencia, al sentido de las nociones de espacio y separatividad, etcétera, no estén lo bastante difundidos en nuestro país. Acaso nuestros intelectuales -los que definen lo que es racional y lo que no- sigan viviendo en pleno siglo XIX... Puede que incluso alguno, más popperiano que Popper, se sintiese impulsado a exorcizar, en nombre de la razón, a cualquier reunión de flisicos y cosmólogos de las nuevas tendencias.

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Al día siguiente de la revolución, Trotsky se preguntaba si aún habría astrólogos en Petrogrado "capaces de leer las maravillas del mapamundi celeste". Yo tampoco sé si allí y entonces los había, pero, ¡claro que volvió a haberlos! Ante una pregunta análoga que se refiere a esta otra revolución científico-filosófica que está en marcha habrá que convenir que los astrólogos están aquí-

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