Cartas al director

Llamada ambigua

El Ministerio del Interior, a través de no sé qué dirección general, nos conmina a colaborar en la lucha antiterrorista bajo la aséptica fórmiula de "si sabe algo que pueda seirnos útil, llámenos". (Creo que es textual).La arribigüedad del anterior entrecomillado me ha tentado a colaborar por vez primera con los poderes del Estado. Pero una vez más mi dejadez ha privado al Gobierno de una pista crucial para lanzar la lucha antiterrorista. No obstante, por si sirve de algo, de sele este papel cualquiera quiero anunciar que sí, que me parece Saber algo útil, algo que, al menos, limpiaría de la c...

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El Ministerio del Interior, a través de no sé qué dirección general, nos conmina a colaborar en la lucha antiterrorista bajo la aséptica fórmiula de "si sabe algo que pueda seirnos útil, llámenos". (Creo que es textual).La arribigüedad del anterior entrecomillado me ha tentado a colaborar por vez primera con los poderes del Estado. Pero una vez más mi dejadez ha privado al Gobierno de una pista crucial para lanzar la lucha antiterrorista. No obstante, por si sirve de algo, de sele este papel cualquiera quiero anunciar que sí, que me parece Saber algo útil, algo que, al menos, limpiaría de la conciencia ciudadana la sensación de haber env¡ado a un semejante a cualquier antro policial, sometido a un período de incomunicación de liasta 10 días, bajo una legislación carente de cualquier sello de calidad o, como eufemísticamerite dicen los políticos, de dudosa constitucionaldiad. Me refiero a la ley antiterrorista. Y yo propongo su abolición. Porque hemos de suponer que los ciudadanos de limpia y brillante conciericia no desean que su denuncia sea el origen de un caso Arregui, caso El Nani o caso Almería, por poner sólo ejemplos ampliamente divulgados. En caso contrario, es decir, si los susodichos ciudadanos están dispuestos a tolerar tales excepciones y si, además, la labor judicial continúa obstruida por el Gobierno y los magistrados intirnidados por las investigaciones policiales sobre sus personas, sospecho que los próximos en sentir el acoso podrían ser aquellos que se han manifestado contra el trato inhumano en las comisarías, a los que seguirían quienes han prestado su apoyo a los jueces... Volveremos a pensar que "aquí no se salva ni Dios" (gracias, Blas de Otero), como antes... - Salvador Mª López.

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