La discreta protección de las vacaciones reales

La seguridad no impide al Rey y a su familia moverse libre y espontáneamente por Mallorca

Un espectacular Audi 4 blanco abandonaba las instalaciones del Club Náutico de Palma de Mallorca poco antes de las cinco de la tarde del jueves 7 de agosto con un pasajero de excepción al volante: el Rey de España. Del grupo de personas que se encontraban en las proximidades del club pocos se percataron de la identidad del conductor que, unos metros más adelante, enfilaba ya el paseo marítimo en dirección a Marivent.Los mallorquines, habituados a la afición del Monarca a los desplazamientos fuera del protocolo, saben que, sin embargo, una tupida red de seguridad hace posibles estas ...

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Un espectacular Audi 4 blanco abandonaba las instalaciones del Club Náutico de Palma de Mallorca poco antes de las cinco de la tarde del jueves 7 de agosto con un pasajero de excepción al volante: el Rey de España. Del grupo de personas que se encontraban en las proximidades del club pocos se percataron de la identidad del conductor que, unos metros más adelante, enfilaba ya el paseo marítimo en dirección a Marivent.Los mallorquines, habituados a la afición del Monarca a los desplazamientos fuera del protocolo, saben que, sin embargo, una tupida red de seguridad hace posibles estas espontáneas salidas de don Juan Carlos, de doña Sofía o de sus hijos. "Lo que sucede", explica Manuel Nadal, actual director del Club Naútico, "es que la familia real se mueve: con una naturalidad absoluta en medio de su escolta policial. Quizá porque están muy acostumbrados y viven en Palma como una familia más, pese al dispositivo de seguridad que les rodea".

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Y hasta tal punto ejerce Mallorca una atracción singular sobre la familia real española que, en agosto, se dan cita en. Palma, además de los Reyes y sus hijos, el ex rey Constantino de Grecia, hermano de doña Sofía, acompañado por su esposa y sus hijos; el conde de Barcelona, padre del Rey, y sus hermanos, la duquesa de Badajoz y la infanta Margarita.

Mientras los duques de Badajoz tienen su propia residencia en la isla y la estancia de don Juan de Borbón suele reducirse a algún crucero en su yate Giralda, los ex reyes de Grecia se alojan en la residencia real, en la que pasa también unos días de descanso desde el jueves la infanta Margarita.

La paz estrictamente familiar de Marivent se ha visto este año alterada por otros invitados regios: los príncipes de Gales y sus hijos.

La llegada de Carlos y Diana de Gales ha llenado de satisfacción, no sólo a la familia real española, sino a los principales empresarios turísticos de Mallorca, que han visto en la presencia de los huéspedes británicos el mejor reclamo publicitario para la isla. "Para todos los mallorquines es un honor que la familia real haya escogido Palma como lugar de vacaciones, y desde luego la visita de los príncipes de Gales supondrá mucho para nosotros", comenta el director del Club Naútico.

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Manuel Nadal, amigo personal de don Juan Carlos, ha estado también al frente de la Escuela Nacional de Vela, que se encuentra instalada en Cala Nova, zona muy frecuentada por la familia real, especialmente por la infanta Cristina que, según todas las fuentes, es la más experta en náutica después de su padre, el Rey.

Entre Cala Nova, el Club de Mar y el Club Náutico -situados en un área de apenas cinco kilómetros a lo largo de la bahía de Palma-, transcurre buena parte de la vida social de los Reyes en Mallorca. Si bien es cierto que don Juan Carlos es presidente de honor del Club Náutico, donde se or ganizan las regatas - de la copa que lleva su nombre, en el Club de Mar atraca con frecuencia el Giralda, y en la discoteca de este escogido recinto es frecuente encontrar al príncipe o a cualquiera de sus hermanas en medio de un círculo de íntimos, bajo una discreta, aunque nutrida, vigilancia policial.

La proximidad de Marivent a estos tres puntos y la espléndida vista de la bahía de Palma que se domina desde el palacio justifican quizá la devoción que siente por esta residencia la familia real -según se comenta en Palma- Aunque a comienzos del pasado verano quedó disponible, después de una serie de transformaciones, un ala del palacio de la Almudaina, sede de la Comandancia del Ejército, nadie creyó en Palma que los Reyes trasladarían allí su residencia. "La verdad es que el palacio de la Almudaina se acondicionó sólo para actos oficiales de los Reyes", puntualiza un portavoz de Marivent. Y Manuel Nadal que, como hijo de un ex capitán general de Baleares, vivió algún tiempo en la Almudaina, comprende perfectamente ese destino. "Es un palacio cómodo y seguro, pero no es una residencia de vacaciones".

Fidelidad a Marivent

La Almudaina, antigua residericia real, se encuentra situada en una de las zonas más bellas de Palma, pegada casi a la catedral, a escasos metros del paseo marítimo y libre del agobio que rodea a Marivent.

Pero, con todos sus defectos, Marivent proyecta un encanto único y la familia real parece encontrarse muy cómoda en este edificio. Poco importan los pleitos que mantiene la comunidad balear, actual propietaria del palacio, con su anterior propietario, la Fundación Saridakis, que lo donó en 1965 a la entonces Diputación Provincial de Mallorca en calidad de museo y que periódicamente reclama que se dé al edificio este fin. En Palma mucha gente piensa que debería haberse resuelto ya este litigio.

Entre tanto, las cosas siguen su curso y el Tribunal Supremo será el encargado de decidir si es legítima o no la sentencia dictada en febrero pasado, por un juez de Palma, y que condena a la comunidad balear a devolver los bienes rnuebles de Marivent a José Carlos Herremann, heredero del pintor griego Juan de Saridakis y propietario del palacio antes de que éste pasara a la comunidad balear.

Pero la predilección de los Reyes por Palma no se reduce a este palacio. Don Juan Carlos ha sido ocupante del hotel Victoria Sol antes de que la antigua diputación provincial cediera Marivent a los entonces Príncipes de España. La afición del Rey por los deportes náuticos, compartida también, aunque no tan intensamente, por doña Sofía, ha quedado algo mitigada este verano por la presencia de los príncipes de Gales, que ha dado un ritmo diferente a las vacaciones de los Reyes durante la segunda quincena de agosto.

La visita de Carlos y Diana de Gales ha incrementado también considerablemente el número de periodistas en la isla y la audacia de éstos, que les ha llevado a perseguir día tras día al Fortuna, durante toda una semana, por las calas más secretas de Mallorca.

No por ello han olvidado el marcaje de los dos hijos de la pareja real británica, Guillermo y Enrique, que han sido fotografiados en Marineland, delfinario de Palma, como todos los pequeños turistas que pasan por la capital balear.

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