Incendiada una sinagoga en Israel como represalia por la 'guerra de los biqunis'

El primer ministro de Israel, Simón Peres, convocó ayer a los ministros de Policía, Culto e Interior ante el cariz que está tomando la guerra entre ultraortodoxos y laicos, enfrentados en la llamada guerra de los biquinis. Ayer, una sinagoga cercana a Tel Aviv fue incendiada como represalia contra acciones similares de que han sido objeto marquesinas de las estaciones de autobuses en las que se exhibe una incitante publicidad de trajes de baño femeninos.

El suceso se produjo apenas 24 horas después de que el alcalde de Jerusalén advirtiera que la violencia de los ultras...

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El primer ministro de Israel, Simón Peres, convocó ayer a los ministros de Policía, Culto e Interior ante el cariz que está tomando la guerra entre ultraortodoxos y laicos, enfrentados en la llamada guerra de los biquinis. Ayer, una sinagoga cercana a Tel Aviv fue incendiada como represalia contra acciones similares de que han sido objeto marquesinas de las estaciones de autobuses en las que se exhibe una incitante publicidad de trajes de baño femeninos.

El suceso se produjo apenas 24 horas después de que el alcalde de Jerusalén advirtiera que la violencia de los ultras podía provocar represalias de los laicos. Al amanecer, ayer, un incendio provocado estallaba en la sinagoga de Kyriath-Shalom, en el distrito de Tel Aviv.

Afortunadamente, un vecino que no lograba conciliar el sueño se percató del suceso y pudo controlar el incendio. Cerca del lugar, una octavilla decía: "Esto es para enseñaros a no incendiar las marquesinas". El martes, ocho marquesinas habían sido incendiadas en Jerusalén.

"Es una vergüenza, un sacrilegio incendiar una sinagoga. El odio nos está haciendo caer muy bajo", dijo ayer, con la voz ahogada por las lágrimas, el gran rabino de Tel Aviv, al comentar el suceso. "Si no tendemos puentes entre religiosos y laicos para contener el odio corremos el riesgo de vernos envueltos en una guerra fratricida", añadió.

Entre tanto, el Comité para un Judaísmo Libre ha exhortado al Gobierno y al Parlamento para que implanten una ley que separe religión y Estado.

El gran rabino sefardí, por su parte, ha conjurado a los miembros del Gobierno para que recuperen la fe. Estamos, pues, ante un diálogo de sordos. La incomprensión mutua es total.

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