PREPARATIVOS DE MÉXICO 86

Pesimismo en Brasil ante el Mundial

Los jugadores que integran la selección brasileña siguen en México su ritmo de entrenamiento con un ojo puesto en la fecha del primer partido, que será disputado contra España, y el otro ojo en el departamento médico. Han sido 13 las contusiones graves sufridas hasta ahora, y no se sabe si algunas piezas claves del equipo, como Zico y Cerezo, podrán disputar la Copa, del Mundo. No se ve ninguna gota de optimismo en el horizonte.

El escritor colombiano Gabriel García Márquez decía hace dos semanas en México a un desanimado amigo brasileño: "Ustedes siempre dicen lo mismo, que el equipo e...

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Los jugadores que integran la selección brasileña siguen en México su ritmo de entrenamiento con un ojo puesto en la fecha del primer partido, que será disputado contra España, y el otro ojo en el departamento médico. Han sido 13 las contusiones graves sufridas hasta ahora, y no se sabe si algunas piezas claves del equipo, como Zico y Cerezo, podrán disputar la Copa, del Mundo. No se ve ninguna gota de optimismo en el horizonte.

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El escritor colombiano Gabriel García Márquez decía hace dos semanas en México a un desanimado amigo brasileño: "Ustedes siempre dicen lo mismo, que el equipo está mal, que el fútbol brasileño está decadente, y luego juegan de maravilla y ganan". Sin embargo, ni toda la imaginación de García Márquez lograría ver en la actual selección el fútbol que Brasil tuvo en el pasado. Todavía se discuten los fallos o la mala suerte que llevó a Brasil a ser eliminado por Italia en el campeonato disputado en España hace cuatro años. Pero lo que nadie discute en Brasil son las perspectivas para el inmimente mundial: no existen.Ese pesimismo se refleja en todo, desde las páginas, deportivas de los diarios hasta los departamentos de publicidad de las emisoras de televisión. Todas tuvieron problemas para vender las cuotas de patrocinio para las transmisiones de los partidos. La más poderosa red de televisión, la Globo, tenía previsto vender cuatro cuotas de patrocinio por cinco millones y medio de pesetas cada una. Vendió tres. Tan pronto empezaron los partidos preparatorios, los candidatos que disputaban la última cuota desaparecieron. Para lograr el patrocinador que faltaba, la Globo tuvo que aceptar una rebaja de casi el 40% en su precio original. Las agencias de publicidad, mientras tanto, pasaron a ser bombardeadas por clientes asustados: todos tienen la impresión de que la propaganda que tomó como punto de venta la selección podrá ser perjudicial a los productos que, teóricamente, debería promocionar.

Prensa y afición buscan, de antemano, responsables de la catástrofe prevista. No es en realidad demasiado complicado: los dirigentes del fútbol brasileño lograron, en lo que a preparativos se refiere, armar la mayor confusión imaginable. Basta con recordar que, faltando dos días para la llegada de los jugadores a México, nadie sabía de cierto dónde se alojarían ni dónde iban a entrenar. Otro problema es la figura del entrenador. Telé Santana es el hombre que logró revivir el mejor fútbol brasileño, contando con algunos talentos excepcionales, en el Mundial de 1982. Pero su equipo fije eliminado cuando todos en Brasil sentían la victoria al alcance de la mano. Ahora cometió aquello que a los ojos de la afición sintetiza la más increíble secuencia de errores: convocó a demasiados jugadores, tardó demasiado en elaborar la lista de los que viajaron a México, rechazó a futbolistas indispensables y armó equipos extraños. Todavía no ha explicado cuál es su sistema táctico ni qué jugador estará en determinada posición.

Finalmente, las contusiones -13 en menos de dos meses- constituyen otra dificultad; y ahí el blanco de las iras es el preparador físico, Gilberto Tim. En los últimos días, la prensa brasileña publicó acusaciones graves de médicos y preparadores físicos, quienes afirmaban que Gilberto Tim. aplicó a los jugadores una especie de sobredosis de ejercicios.

Con todo eso, a nadie puede sorprender la atmósfera que oscila entre el pesimismo y la más ácida ironía cuando se trata de comentar lo que se puede esperar de la Copa de México.

"Ni por un milagro ganamos" es la frase más común. Hecho inédito en la historia brasileña. Mucha gente ganó dinero en apuestas a lo largo de los partidos preparatorios indicando al Brasil como perdedor. Los brasileños, en general, tienen un gran favorito en los campeonatos mundiales: Brasil.

Esta vez, sin embargo, aparecen Francia, Italia, Argentina, España y sólo entonces alguien se anima a decir "y quizá Brasil". Se dice que en Brasil existen 120 millones de analistas de fútbol que son a la vez 120 millones de entrenadores en potencia. Bien: sería casi imposible encontrar entre todos ellos sólo uno que explicara de manera sencilla qué esquema pretende armar Telé Santana para el equipo.

Finalmente, hubo quienes se salvaron de las críticas: los jugadores. Desde luego, hay algunos de quienes nadie jamás había oído hablar. Otros son considerados ejemplares perfectos de "piernas de palo", que es como se llama en Brasil a los que no tienen ninguna intimidad con la pelota y se llevan muy mal con ella. Pero son tantos los equívocos de los responsables por la selección que hasta los jugadores son considerados víctimas.

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