Cartas al director

Intimidad amorosa

He leído con gran atención toda la información sobre el romance amoroso que durante 20 años han mantenido el diplomático francés Bernard Boursicot y el bailarín de la ópera de Pekín Si Pei, ambos procesados por espionaje. Intento que las siguientes reflexiones lleguen a toda esa morbosa opinión pública que se ríe hasta la carcajada de quien es considerada "una persona frágil", inocente y engañada, y en este caso ¡por un chino!-No creo que la sexualidad normal de cualquiera de estos risueños sujetos llegue a tener nunca el grado de aventura, misterio, erotismo y excitación sensual y -es una opi...

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He leído con gran atención toda la información sobre el romance amoroso que durante 20 años han mantenido el diplomático francés Bernard Boursicot y el bailarín de la ópera de Pekín Si Pei, ambos procesados por espionaje. Intento que las siguientes reflexiones lleguen a toda esa morbosa opinión pública que se ríe hasta la carcajada de quien es considerada "una persona frágil", inocente y engañada, y en este caso ¡por un chino!-No creo que la sexualidad normal de cualquiera de estos risueños sujetos llegue a tener nunca el grado de aventura, misterio, erotismo y excitación sensual y -es una opinión personal satisfacción física que durante 20 años han gozado libremente Boursicot y Si Pei.

- Tampoco creo que la mayoría de toda esa gente esté en disposición de poder mofarse de las relaciones sentimentales de alguien sin antes superar las propias miserias sexuales de su aburrida existencia cotidiana, rutinaria y pobre, y confinada en las sombras de la alcoba.

- Durante el proceso, le preguntaron a Boursicot que cómo se las arreglaba en la cama. Yo preguntaría: ¿cómo se las arreglan en la cama los jueces, los hombres y mujeres asistentes al juicio y los que siguen el mismo desde los distintos medios de comunicación? Seguro que mucho más penosa e insatisfactoriamente que los dos amantes procesados.

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De la misteriosa pequeña puerta por donde penetraba el pene de Boursicot se mofa hoy mucha gente en Francia y aquímismo, pero no creo que nadie tenga derecho a penetrar en la intimidad amorosa de dos personas que han gozado plenamente de su relación, para envidia y escarnio de los que les juzgan.

Si el proceso es un caso de espionaje, que se centre en ese tema el juicio y se deje ya de alimentar el morbo sexual de todos aquellos insatisfechos que se nutren de las miserias ajenas soslayando así las propias.-

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