Reportaje:Navarra después del referéndum / 1

Sectores del nacionalismo navarro, conservador y no separatista, votaron contra la OTAN

Una invisible línea geográfica separa en la Comunidad Foral de Navarra los resultados obtenidos en el reciente referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, en los que, globalmente, triunfó el no. De esa línea -situada algo más abajo de Pamplona- hacia el Norte, la mayoría -de los navarros se pronunció en contra de la permanencia en la Alianza; en el sur de la misma división fue el sí la respuesta mayoritaria. Este resultado incide nuevamente en la existencia de un hecho diferencial entre dos zonas muy concretas del territorio foral. Entre la zona de la montaña, de cultura euskaldún, d...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una invisible línea geográfica separa en la Comunidad Foral de Navarra los resultados obtenidos en el reciente referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, en los que, globalmente, triunfó el no. De esa línea -situada algo más abajo de Pamplona- hacia el Norte, la mayoría -de los navarros se pronunció en contra de la permanencia en la Alianza; en el sur de la misma división fue el sí la respuesta mayoritaria. Este resultado incide nuevamente en la existencia de un hecho diferencial entre dos zonas muy concretas del territorio foral. Entre la zona de la montaña, de cultura euskaldún, donde los votantes se reparten entre el nacionalismo navarro y el abertzalismo, y la Ribera navarra, que se inclina por el partido socialista - unidas ambas por una franja central de la que es Pamplona el más cualificado exponente-, se extiende un territorio de acusado perfil histórico que ha sufrido una grave crisis de identidad en los años de la transición.

Camino del valle del Baztán proliferan los bosques de hayas, cuya existencia ha sido defendida por furiosos ecologistas que llegaron a quemar plantaciones de pinos, convencidos de que esa medida radical acabaría con cualquier amenaza para el ecosistema de Navarra. En medio de un bucólico paisaje de montañas verdes; se extienden las pirimeras calles de Elizondo, cabeza del valle, donde residen 3.500 de los 8.000 habitantes con que cuenta el Baztán.Julio Iturralde, alcalde del valle, integrado por 15 municipios tras la incorporación de la histórica Maya (Amaiur) -último bastión de la resistencia navarra frente a Castilla, en 1522-, pertenece a la Unión del Pueblo Navarro, y allí, a medio centenar de kilómetros al norte de Pamplona, también triunfó el no en el referéndum.

Población 'euskaldún'

"Yo me imagino que en ese resultado ha debido influir, desde luego, un voto de derecha, que en este caso se ha unido al voto abertzale y al pacifista, y como aquí no hay votantes del partido socialista, pues est á claro". Esto al menos opina Lander Santamaría, un activo militante del sector navarro expulsado del PNV, dueño de varios negocios; en Elizondo. Santamaría tiene en el vestíbulo de su pequeño hotel el mapa de la míti.ca Euskal-Herria con ese escudo de Navarra que el Gobierno vasco ha utilizado hasta hace escasos días dentro del símbolo oficial de Euskadi, y del que finalmente ha prescindido tras la sentencia del Tribunal Constitucional en este sentido."Aquí", comenta. Santamaría, "el 85% de la población es euskaldún, son caseros y hay una buena parte que emigró a México por la falta de salidas. Aun así, es cierto que la gente vota a la derecha navarra. Julio Iturralde fue alcalde con Franco durante largos años, y ahora ha vuelto a ser elegido en 1983, después de cuatro años de gobierno de la Agrupación, Nacionalista del valle del Baztán, que yo creo que realizó una buena tarea. De todos modos, si tomamos en cuenta toda la comarca, es decir, Baztán-Erreka-Bidasoa, con 28 municipios en total, quitando el Baztán, todos están gobernados por nacionalistas vascos".

Lander Santamaría no disimula, sin embargo, cierto pesimismo ante el desarrollo de los acontecimientos, que parecen alejar cada día un poco más a Navarra no de la comunidad vasca pero sí de la integración política en Euskadi. A ello se suma también la propia crisis del PNV en Navarra y la actuación de ETA, que en opinión de Santama ría ha influido muy negativamente en los deseos de integración política en Euskadi de muchos navarros. "De todos modos", dice Santamaría, "el aberztale lo ve con conformismo. Aunque nada cambie externamente, seguimos creyendo que somos parte de Euskadi".

El voto secreto

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Para Iñaki Zaldúa, un joven vecino del valle, las cosas van por otro lado. "Yo creo que aquí salió no en el referéndum porque a la gente no le convencía lo de la OTAN". Zaldúa, que se siente vasco "pero navarro", considera que a veces las actitudes de buena vecindad confunden a los políticos.Eso mismo opina otro habitante del valle, para quien, "lo que pasa aquí es que si te vienen con una cartita para que la firmes, pues lo haces, por la cosa de que son vecinos y hay que llevarse bien, y lo mismo,si convocan una manifestación, pues a lo mejor vas por la misma razón. Pero luego, con el voto secreto se llevan los partidos unos chascos terribles, porque, como es secreto, la gente vota a quien de verdad le parece bien. Y eso pasa con Julio Iturralde, que la gente le vota, pero más que a UPN, pues a la persona, eso me parece".

Otra de las personas que han tenido influencia, sin duda, en el éxito del partido navarrista en el Baztán ha sido Jesús Aizpún, creador en 1979 y presidente hoy de la Unión del Pueblo Navarro, que pasa largas temporadas en Elizondo, donde es una personalidad popular. Para Aizpún, que reparte su vida también entre Pamplona y Madrid, (es diputado en las Cortes españolas) no han sido una sorpresa, al parecer, los voto obtenidos por UPN en este valle del Baztán, una de las zonas más profundamente vascas de Navarra.

"Geográficamente", dice Aizpún, "hay tres Navarras, pero ninguna de ellas, ni siquiera la zona vasca, que no renuncia a su cultura propia, deja de mantener la identidad política de Navarra". Sólo el interés del nacionalismo vasco por integrar a la Comunidad Foral en Euskadi ha hecho, en opinión de Aizpún, tambalearse los cimientos de la propia identidad navarra en los dificiles años de la transición política española, hasta el año 1982.

"Ahora la situación es más tranquila, al menos desde el punto de vista del orden público", comenta el presidente de UPN. "Pero para nosotros están completamente claras las cosas. El Partido Nacionalista Vasco no puede renunciar a Navarra porque es un partido que lucha, en última instancia, por su independencia como Estado, y esta independencia es imposible sin la incorporación de Navarra a Euskadi. Hay que tener en cuenta que Navarra representa una agricultura potente y 10.000 kilómetros cuadrados de extensión con sólo una población de 500.000 personas, que es la cuna de los,vascones y de la idea mítica de Euskal-Herria, y finalmente, que tiene esos 143 kilómetros de frontera con Francia, imprescindibles también para el sueño de independencia vasco", añade Aizpún.

Ese sueño de unidad vasco, al que el PNV no parece renunciar, se enfrenta ahora a una actitud anti-Euskadi en diversos sectores de la población navarra que perfilan su propia personalidad por oposición a lo euskaldún. "Y es una pena, porque, especialmente con los guipuzcoanos nos han unido históricamente lazos de amistad, al ser las playas de Guipúzcoa las que frecuentamos los navarros". Así se expresa Balbino Bados, actual presidente del Parlamento Foral de Navarra, perteneciente también al partido UPN.

Bados, como otros políticos navarros, es muy partidario de mantener acuerdos económicos y culturales con Euskadi, y sospecha que la solución al conflicto provocado por la utilización en la Comunidad Autónoma vasca del escudo de Navarra puede dar un nuevo impulso a las relaciones entre ambas comunidades. Por lo demás, este "conflicto estéril" con Euskadi, como lo califica Balbino Bados, parece mantenerse de una forma latente: en buena parte de Navarra.

Frente al ayuntamiento en obras de Elizondo, un jeep del Grupo Antiterrorista Rural (GAR) de la Guardia Civil,, con varios agentes que portan metralletas recuerda al viajero que en Navarra todavía las espadas están levantadas.

Archivado En