Tribuna:

Ahora

Empecemos por una verdad de perogrullo: el referéndum lo ha ganado el sí, eso está claro. Ahora bien, cabría preguntarse qué ha perdido el PSOE con todo este tinglado, a cuánto le ha salido el kilo de voto afirmativo. Porque para ganar han tenido que chinchar y coaccionar a sus propios militantes, descalificar patateramente al oponente, amenazar con catástrofes sin fin a la afición y manipular frenéticamente la opinión por todos los medios a su alcance, entre otros, el de esa televisión espeluznante. Total, que la cosa se les ha puesto en un pico.Se me ocurre, además, que esta pobre gen...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Empecemos por una verdad de perogrullo: el referéndum lo ha ganado el sí, eso está claro. Ahora bien, cabría preguntarse qué ha perdido el PSOE con todo este tinglado, a cuánto le ha salido el kilo de voto afirmativo. Porque para ganar han tenido que chinchar y coaccionar a sus propios militantes, descalificar patateramente al oponente, amenazar con catástrofes sin fin a la afición y manipular frenéticamente la opinión por todos los medios a su alcance, entre otros, el de esa televisión espeluznante. Total, que la cosa se les ha puesto en un pico.Se me ocurre, además, que esta pobre gente está asustada. Me refiero a la posición, a los de arriba. Porque de otro modo no entiendo esa contumacia con la que se nos fastidia a los del no. Quitando a Felipe González, que anda en plan conciliador y cuco, los demás insisten en presentar a los antiotanistas como un hatajo de enloquecidos radicales, inventándose así un país con casi siete millones de extremistas que no ha existido en ninguna de las elecciones anteriores.

Pero lo que más parece molestarles es la posibilidad de que aparezca una nueva izquierda organizada. Ya han empezado a decir, con unas dotes de adivinación realmente espléndidas, que la Plataforma Cívica no tiene ningún futuro político. Pues miren, no lo sé, no soy vidente. Yo lo único que sé es que el referéndum ha sido positivo, que ha clarificado los ambientes. Lo que sé es que se han construido el espacio y la convicción necesarios para, el nacimiento de una alternativa. progresista. Una alternativa que no pasa por Tamames, por Iglesias o por Gallego, sino que ha de ser creada entre todos nosotros, desde este mismo instante, poco a poco. Una alternativa que desde luego no aglutinará a todos los que han dicho no, pero que contará con algunos de los síes.

En fin, que el aire está cargado de entusiasmo, que esto se mueve; incluso personas que jamás han pertenecido a partido alguno, como yo misma, nos sentimos por primera vez deseosas de militar en un proyecto común, enardecidas. Ahora es el momento de empezar a crear una nueva izquierda: viva el referéndum y vamos a ello.

Archivado En