Francia ahorrará más de un billón de pesetas por la baja del dólar y del petróleo

La baja combinada del precio del dólar y del petróleo permitirá a Francia ahorrar en 1986 aproximadamente 50.000 o 60.000 millones de francos, es decir, entre un billón y 1,2 billones de pesetas, según los cálculos de los expertos financieros. Una de las principales personalidades socialistas, Michel Rocard, propone que este regalo inesperado sirva para crear un fondo europeo de ayuda a los países en desarrollo víctimas de su deuda exterior.

La nueva situación internacional, cuando sólo faltan tres semanas para las elecciones legislativas, ha cogido desprevenidos a todos los ...

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La baja combinada del precio del dólar y del petróleo permitirá a Francia ahorrar en 1986 aproximadamente 50.000 o 60.000 millones de francos, es decir, entre un billón y 1,2 billones de pesetas, según los cálculos de los expertos financieros. Una de las principales personalidades socialistas, Michel Rocard, propone que este regalo inesperado sirva para crear un fondo europeo de ayuda a los países en desarrollo víctimas de su deuda exterior.

La nueva situación internacional, cuando sólo faltan tres semanas para las elecciones legislativas, ha cogido desprevenidos a todos los partidos, que, sobre la marcha, se han visto obligados a modificar sus programas electorales y sus estrategias políticas.

Michel Rocard, por ejemplo, ha lanzado un grito de alarma frente a quienes auguran una baja de los impuestos. El ex ministro de Agricultura pide que, sea cual fuere el Gobierno que salga de las urnas, se mantenga el precio de la gasolina, para evitar despilfarros y, sobre todo, para constituir una "reserva financiera nacional".

Pagar la deuda externa

Desde el punto de vista de Rocard, lo primero que debe hacer Francia es reembolsar anticipadamente una parte de su deuda externa. "El Gobierno francés", explica en un artículo publicado esta semana en una revista especializada, "debe proponer a los otros miembros de la Comunidad Europea la creación de unfondo internacional, al que iría a parar parte del dinero ahorrado gracias a la nueva coyuntura y que se destinaría a aliviar la deuda exterior de los países menos desarrollados".La receta de Michel Rocard no cuenta, sin embargo, con el apoyo de otros importantes miembros de su propio partido, más interesados en una política que permita aumentar el poder adquisitivo de los salarios medios y bajos. Un tercer sector del PS considera que lo fundamental es mantener la lucha contra la inflación, que los socialistas han conseguido bajar hasta el 4,7% y que en 1986 no debería superar, según sus previsiones, un 2%.

En las filas de la oposición no existe tampoco unanimidad. Los gaullistas de Jacques Chirac, comprometidos con un programa liberal, estiman que es la ocasión para aligerar los impuestos de las empresas y de los ciudadanos, relanzando la economía.

Dos años de crecimiento colocarían al futuro primer ministro (conservador, si se cumplen las previsiones de los sondeos) en una buena posición para arrebatar a los socialistas la presidencia de la República, en 1988.

Los seguidores de Raymond Barre reclaman a grandes gritos prudencia. "El ahorro previsto no supone la solución de nuestros problemas", afirma uno de los portavoces del ex primer ministro. "La baja del precio del petróleo puede tener efectos perturbadores. Si el barril se llega a pagar a 15 dólares, la industria de la energía nuclear quedará desestabilizada, porque no será rentable".

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