Tribuna:LA MUERTE DEL 'VIEJO PROFESOR'

El vecino Tierno

Durante sus casi siete años al frente de la Alcaldía de Madrid, los últimos de una de las más brillantes y fructíferas trayectorias intelectuales y políticas de este país, Enrique Tierno Galván fue, ante todo, un vecino más de la ciudad.El viejo profesor gustaba de repetir con frecuencia que el alcalde debe ser precisamente eso, un vecino más y un hombre esencialmente bueno.

La voluntad de entendimiento y comprensión hacia los problemas de sus conciudadanos y el criterio de bondad que rigieron constantemente el modo de hacer de Enrique Tierno constituyen sendos factores que expli...

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Durante sus casi siete años al frente de la Alcaldía de Madrid, los últimos de una de las más brillantes y fructíferas trayectorias intelectuales y políticas de este país, Enrique Tierno Galván fue, ante todo, un vecino más de la ciudad.El viejo profesor gustaba de repetir con frecuencia que el alcalde debe ser precisamente eso, un vecino más y un hombre esencialmente bueno.

La voluntad de entendimiento y comprensión hacia los problemas de sus conciudadanos y el criterio de bondad que rigieron constantemente el modo de hacer de Enrique Tierno constituyen sendos factores que explican por sí mismos el profundo afecto y respeto que los vecinos de Madrid -y, en general, los ciudadanos de toda España, sin distinciones ideológicas- profesan a la memoria del que ha sido uno de los mejores alcaldes que ha tenido la capital española en toda su historia.

Pero más allá de su bondad personal, e incluso de sus magnas aportaciones intelectuales y políticas, los ciudadanos de Madrid no podrán olvidar nunca a Tierno, el buen vecino que, como alcalde, supo metamorfosear a una capital administrativa gris en una ciudad viva, abierta, sugerente y creativa.

Acercamiento

Los barceloneses, por nuestra parte, tampoco olvidaremos nunca la firme dedicación que Enrique Tierno Galván puso en el propósito de acercar entre sí a las gentes de Barcelona y Madrid. Aunque creo que el amigo Tierno nunca llegó a entender del todo a Cataluña -lo digo con franqueza-, lo cierto es que el viejo profesor, que jamás se recató a la hora de hacer pública la admiración que sentía por Barcelona y Cataluña entera, contribuyó decisivamente a desarmar la idea irracional de que barcelonismo y madrileñismo son sentimientos u opciones opuestos.

El sereno, dialogante y flexible profesor no abandonó sus magistrales dotes pedagógicas mientras ocupó el despacho de la Alcaldía de Madrid.

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Desde ese mismo despacho, unas veces, y desde las plazas y calles de la ciudad, las más, supo explicar como nadie -quizás estaría mejor dicho enseñar a sus convecinos las actuaciones municipales emprendidas y desarrolladas por el Ayuntamiento que él presidía.

Añoranza

Me ha impresionado ver a los miles de personas que el pasado domingo, frente a la Clínica Ruber y a la Casa de la Villa, al conocer la noticia de la muerte, ofrendaron una sentida ovación a Enrique Tierno. Rendían homenaje a un alcalde que, ante todo, era el mejor vecino de Madrid.

Hemos perdido no sólo a un alcalde sino también a un intelectual de primera fila. Aunque esta breve glosa esté dedicada especialmente al alcalde, no es menos cierto que el alcalde Tierno no ha dejado nunca de ser también el profesor. Añoraremos, en definitiva, a Enrique Tierno Galván, intelectual, profesor, alcalde y amigo.

Pasqual Maragall i Mira es alcalde de Barcelona.

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