Cuatro muertos en el incendio, al parecer provocado, de una residencia de ancianos de Pozuelo

Tres mujeres y un hombre -Matilde Blanco Gallego, Leonor Solar Castañeda, María Josefa Sánchez y Apolinar Díaz Bibiano- fallecieron ayer asfixiados en un incendio, al parecer provocado, ocurrido a las 21.20 de ayer en la residencia de ancianos La Salud, situada en la calle Manuel Roces, de Pozuelo de Alarcón. Otras dos ancianas tuvieron que ser trasladadas al Hospital de la Zarzuela, también a causa de intoxicación por humo. El incendio, que se produjo en el momento en que una veintena de ancianos veía la televisión mientras otra decena permanecía en la cama, se inició al prenderse, por causas...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tres mujeres y un hombre -Matilde Blanco Gallego, Leonor Solar Castañeda, María Josefa Sánchez y Apolinar Díaz Bibiano- fallecieron ayer asfixiados en un incendio, al parecer provocado, ocurrido a las 21.20 de ayer en la residencia de ancianos La Salud, situada en la calle Manuel Roces, de Pozuelo de Alarcón. Otras dos ancianas tuvieron que ser trasladadas al Hospital de la Zarzuela, también a causa de intoxicación por humo. El incendio, que se produjo en el momento en que una veintena de ancianos veía la televisión mientras otra decena permanecía en la cama, se inició al prenderse, por causas desconocidas, un armario empotrado lleno de ropa situado en la primera planta. El pasado domingo quedó destruido también a causa del fuego una habitación del mismo chalé.

"Sentí humo y salí de la cama. Como estaba en camisón me puse esta manta y un joven que debe ser de las casas vecinas me sacó de la casa", dice Ana Méndez, de 91 años, en un pasillo de la residencia Don Leone, de subnormales profundos, situada en las cercanías, adonde fueron trasladados 26 ancianos.Ana Méndez era una de las personas que se habían acostado: "Me fui a a la cama porque estaba cansada. Antes habían sido acostados los que están enfermos para que no den tanta lata". Al darse la voz de alarma muchos intentaron salir por sus medios. Unos los hicieron por la puerta principal; otros, como los ocupantes de la habitación situada enfrente del armario empotrado donde se inició el incendio, lograron, ayudados por los vecinos, salir por la terraza trasera, que posee unas escaleras que dan al jardín. Según Ana Méndez, en el centro sólo quedaba de guardia una empleada por la noche.

"Vino una de las chicas que está al cuidado de los ancianos y nos dijo que otra vez se estaba incendiando el chalé. Inmediatamente corrimos la voz y ayudamos a los ancianos a salir", éxplica Pablo Carretero, propietario del chalé situado frente al asilo.

Las mangueras de agua que utilizaron los vecinos lograron contener el incendio y evitar su propagación hasta que llegaron los bomberos procedentes de Villaviciosa de Odón, Villalba, Parla y Madrid, que, a juicio de los vecinos, tardaron mucho.

Los bomberos, al revisar la vivienda, encontraron a una persona muerta en la habitación inmediata al foco del incendio y a otras tres sin vida en la segunda planta: dos acostadas y la tercera en el suelo, cerca de la puerta de salida que no logró alcanzar. Las ventanas de algunas de las habitaciones de esta planta tenían echados unos cerramientos metálicos. La residencia, inspeccionada por el comisario jefe de Pozuelo, es una sucesión de habitaciones con tres camas de media separadas por estrechos pasillos.

"Nos tememos que sea provocado, pues el incendio tiene las mismas características que el del domingo", afirmó el comisario jefe. "Los inspectores ya están haciendo averiguaciones para determinar el posible autor".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Con objeto de evitar responder a las preguntas de los periodistas, la directora del centro, Ana María Baras, se encerró tras el incendio en una habitación de la planta baja, de la que salió unicamente cuando fue llamada por el comisario jefe.

Dos horas después los ancianos dormían sin saber que habían muerto cuatro de sus compañeros. Unicamente una anciana, muy excitada, permanecía despierta y repetía: "No quiero que me saquen otra vez".

Archivado En