Sobre la desaparición de 'la clave'

Por fin desaparece La clave. Lo siento mucho. No sé qué voy a hacer los viernes a última hora. Me queda el Un, dos, tres -Dios me pille confesado- o una película mas. Bueno, al menos, habrá spots publicitarios. Ahora lo que se lleva son los aromas embriagadores. (Qué curiosidad tengo por saber cómo encajan las gentes sencillas de mi pueblo esas sensuales novedades navideñas, metidas en un frasco.)Pero qué cosas más divertidas y originales dicen los políticos, de cualquier bando, sobre el cerrojazo de La clave.

A los de la oposición, lo único que se les ocurre es que...

Por fin desaparece La clave. Lo siento mucho. No sé qué voy a hacer los viernes a última hora. Me queda el Un, dos, tres -Dios me pille confesado- o una película mas. Bueno, al menos, habrá spots publicitarios. Ahora lo que se lleva son los aromas embriagadores. (Qué curiosidad tengo por saber cómo encajan las gentes sencillas de mi pueblo esas sensuales novedades navideñas, metidas en un frasco.)Pero qué cosas más divertidas y originales dicen los políticos, de cualquier bando, sobre el cerrojazo de La clave.

A los de la oposición, lo único que se les ocurre es que la desaparición de La clave "atenta contra el pluralismo político". Hombre, a todos ellos se les ve la oreja. Esa es una idea miope y de lo más interesada.

Si se ponen así de solemnes, también nosotros, unos pobres diablos, podemos decir -incluso ahuecando un poco la voz- "que están atentando contra nuestras libertades". No vamos a poder seguir viendo La clave. Y nos lo pasábamos como enanos. Era una gozada observar en la tele a esos cualificados expertos en distintas materias intercambiando ideas. Pues lo que ayudan después a pensar, a razonar, y lo que se aprende de cómo hay que discutir... con sólidos argumentos. (La clave con los políticos de protagonistas, era otro cantar. Entretenidilla, si aquello terminaba como el rosario

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