Un nuevo escándalo obliga a aplazar en Italia el debate sobre la logia P-2

El Parlamento italiano tuvo que aplazar ayer, en medio de un nuevo escándalo, el comienzo del debate sobre las conclusiones a las que llegó hace 11 meses la comisión legislativa encargada de investigar las actividades de la logia clandestina masónica Propaganda Dos (P-2), que encabeza Ligio Gelli. La copia de un informe enviado por Gelli al presidente de la República, Francesco Cossiga, llegó también al Parlamento sin cumplir los requisitos reglamentarios, lo que hace sospechar de la existencia de cómplices de la P-2 en la sede del poder legislativo de Italia.

El debate, que se prev...

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El Parlamento italiano tuvo que aplazar ayer, en medio de un nuevo escándalo, el comienzo del debate sobre las conclusiones a las que llegó hace 11 meses la comisión legislativa encargada de investigar las actividades de la logia clandestina masónica Propaganda Dos (P-2), que encabeza Ligio Gelli. La copia de un informe enviado por Gelli al presidente de la República, Francesco Cossiga, llegó también al Parlamento sin cumplir los requisitos reglamentarios, lo que hace sospechar de la existencia de cómplices de la P-2 en la sede del poder legislativo de Italia.

El debate, que se preveía que iba a acabar en día y medio, se vio rodeado inmediatamente de enorme expectación, por dos motivos: primero, porque la magistratura de Bolonia acaba de implicar judicialmente a Licio Gelli y a los servicios secretos en el sangriento atentado perpetrado en la estación de Bolonia el 2 de agosto de 1981, en el que murieron 100 personas y resultaron heridas más de 200. En segundo lugar, porque Gelli, desde su escondite secreto, acaba de enviar nada menos que al presidente de la República, Francesco Cossiga, un informe de 90 folios con su versión personal de los hechos, apoyado con toda una serie de documentos inéditos, una carta de 19 5lios que Gelli anticipa que entregará a la Prensa, y otra de dos folios, escrita a mano, dirigida a Cossiga.

En la citada carta manuscrita, Gelli, con tono amenazador, advierte al jefe del Estado que la comisión formada por 40 parlamentarios que ha investigado sobre él ha actuado "sectariamente", que su logia P-2 no era secreta y que había estado autorizada por el Gran Oriente, es decir, la masonería italiana, contra la cual Gelli lanza la grave acusación de haber ocultado a la comisión parlamentaria los documentos que ahora él presenta a Cossiga.

Intento desesperado

El gesto de Gelli ha sido considerado inmediatamente por la opinión pública como un nuevo intento desesperado del ex maestro venerable de la P-2 de confundir a los italianos en el momento decisivo en el que el Parlamento iba a adoptar una resolución sobre el delicado tema de la participación de la P-2 en las maniobras más oscuras de los intentos de desestabilización de la democrocia italiana.Pero lo grave de este nuevo escándalo es que el informe enviado por Gelli a Cossiga ha llegado también, sin que se sepa cómo, al Parlamento, concretamente a la presidenta de la Cámara de Diputados, la comunista Nilde Jotti, en un sobre sin remite y sin cumplir el trámite reglamentario de que sea registrada su entrada en la sede del Legislativo. Esta circunstancia ha levantado la especulación de que Gelli puede tener un cómplice en el propio Parlamento.

El Partido Radical solicitó, ante la gravedad de las circunstancias, que el debate se aplazase y acusé a los partidos de la mayoría gubernamental de tratar de desembarazarse del problema, ya que un tema tan complejo era muy difícil que pudiese ser examinado en sólo día y medio y cuando la mayoría de los parlamentarios se encuentra de vacaciones.

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