Cartas al director

Derecho al trabajo sin discriminación

El artículo 35 de nuestra Constitución proclama el trabajo como un derecho y un deber de todo ciudadano español; además, otras leyes garantizan este deber y derecho básico para todos los españoles sin ningún tipo, de discriminación. No obstante, la realidad es bien distinta, ya que cuando un ciudadano español quiere hacer valer este derecho encuentra multitud de inconvenientes, sobre todo en cuanto a instituciones públicas se refiere, pues existen multitud de puestos de trabajo reservados para los más necesitados, ex drogadictos, ex alcohólicos, madres solteras, ex presos, viudas, invál...

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El artículo 35 de nuestra Constitución proclama el trabajo como un derecho y un deber de todo ciudadano español; además, otras leyes garantizan este deber y derecho básico para todos los españoles sin ningún tipo, de discriminación. No obstante, la realidad es bien distinta, ya que cuando un ciudadano español quiere hacer valer este derecho encuentra multitud de inconvenientes, sobre todo en cuanto a instituciones públicas se refiere, pues existen multitud de puestos de trabajo reservados para los más necesitados, ex drogadictos, ex alcohólicos, madres solteras, ex presos, viudas, inválidos y un largo etcétera, cuando no están reservados para los amiguetes de turno, es decir, los enchufados. Yo no estoy en contra de la reinserción social de estos colectivos, pero creo que todas estas personas deberían acceder a un puesto de trabajo en igualdad de condiciones con cualquier persona, sin ningún tipo de privilegios, puesto que lo único que se debería tener en cuenta es la aptitud y capacidad de la persona para desarrollar el trabajo, sin ningún tipo de discriminación ni privilegio por lo que haya sido o es.Las personas normales que comemos todos lo días porque nuestra familia nos sigue manteniendo, a pesar de no tener edad para seguir dependiendo de ellos, y que no nos encontramos situados en ningún tipo de ex, ni tenemos experiencia, porque lo único que hemos hecho en nuestra vida ha sido estar parados y aguantarnos con las normas de la sociedad, sin rebelarnos contra ellas, y que además no tenemos conocidos en el poder, estamos en una situación de discriminación total para acceder a

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cualquier puesto de trabajo, ya que ni siquiera nuestros títulos y méritos académicos son tenidos en cuenta, porque, para colmo de los males, hemos sobrepasado los 25 años, y ya no buscamos el primer empleo.

Señores que en estas fechas celebran el aniversario de la Constitución: hagan que ese derecho al trabajo se cumpla, por lo menos en las instituciones en las que el empresario es un organismo público, admitiendo al personal adecuado para el puesto a desarrollar; dejen de una vez esa actitud paternalista y caritativa, digna de caciques e instituciones religiosas; ustedes están en sus puestos para hacer valer la justicia y la igualdad, no la caridad, ya que, al final, la elección de personal no adecuado repercute en el ciudadano español que hace uso de los servicios públicos.

Supongo que si el país necesitara mano de obra, nos dirían a todos los parados que tenemos el deber de trabajar, pero en la situación actual, el derecho al trabajo y la igualdad de oportunidades son unas teorías muy bonitas, pero en la práctica, más de dos millones de españoles nos quedamos sin ejercer ese derecho y deber de todo ciudadano español: "Trabajar sin discriminación alguna".-

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