Hoy comienza el sínodo extraordinario de obispos

Hoy, domingo, se abre solemnemente en el Vaticano, con una misa celebrada por el papa Juan Pablo II, el sínodo extraordinario de obispos, con ocasión del 20º aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, y mañana, en el aula sinodal, empezarán los debates. Se trata de un sínodo sobre el que se han puesto quizá demasiadas esperanzas, porque, desde un punto de vista puramente terreno, en 15 días no les será fácil a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo abordar un análisis serio de 20 años de agitado posconcilio. Sólo de Estados Unidos se han acreditado ya ...

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Hoy, domingo, se abre solemnemente en el Vaticano, con una misa celebrada por el papa Juan Pablo II, el sínodo extraordinario de obispos, con ocasión del 20º aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, y mañana, en el aula sinodal, empezarán los debates. Se trata de un sínodo sobre el que se han puesto quizá demasiadas esperanzas, porque, desde un punto de vista puramente terreno, en 15 días no les será fácil a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo abordar un análisis serio de 20 años de agitado posconcilio. Sólo de Estados Unidos se han acreditado ya más de 200 periodistas, sin contar fotógrafos y operadores de radio y televisión.

Para algunos podría acabar convirtiéndose este sínodo en un miniconcilio; Para otros podría significar la primera piedra de un futuro nuevo concilio: el Vaticano III, ya que son muchos los que piensan que al papa Wojtyla le gustaría preparar el nuevo siglo, una fecha tan histórica, con una nueva convocatoria solemne de todo el episcopado del mundo en Roma, o bien en cualquier otra parte del mundo.

El cambio de rumbo que supuso el Concilio Vaticano II estará presente en la mente de los prelados que se reúnen hoy. Todos los que hoy tienen menos de 40 años prácticamente no pueden recordar lo que supuso en 1962 la apertura, casi después de un siglo, de un nuevo concilio ecuménico en la Iglesia, y lo que aquel concilio supuso para el diálogo entre la Iglesia y el mundo, incluso con el mundo del llamado ateísmo. Un concilio que a los 25 años sigue coléando con toda su carga explosiva.

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