El ejemplo de Vilar

Los casi 200 vecinos de la pequeña aldea de Vilar, en el municipio de Castroverde (Lugo), son conscientes de la importancia que para ellos tiene el monte. Y no están dispuestos a perderlo aunque para ello tengan que pasar noches enteras sin dormir, recorran kilómetros y más kilómetros y abandonen sus tareas agrícolas, de las que a duras penas consiguen obtener los beneficios suficientes para vivir. Los vecinos de Vilar están en un estado de alerta permanente y montan guardia, día y noche, para que nadie les queme su monte.A mediados del mes de agosto, los habitantes de esta aldea lucense se di...

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Los casi 200 vecinos de la pequeña aldea de Vilar, en el municipio de Castroverde (Lugo), son conscientes de la importancia que para ellos tiene el monte. Y no están dispuestos a perderlo aunque para ello tengan que pasar noches enteras sin dormir, recorran kilómetros y más kilómetros y abandonen sus tareas agrícolas, de las que a duras penas consiguen obtener los beneficios suficientes para vivir. Los vecinos de Vilar están en un estado de alerta permanente y montan guardia, día y noche, para que nadie les queme su monte.A mediados del mes de agosto, los habitantes de esta aldea lucense se dieron cuenta de que sus bosques estaban amenazados por el fuego. Los de los lugares próximos habían desaparecido, prácticamente, bajo las llamas y ellos sabían que, de no adoptar medidas, cualquier mañana, los suyos podrían correr igual suerte. Nadie sabe decir de quién fue la idea. Pero, en la aldea de Vilar, en donde quizá resulte imposible llevar a cabo otro tipo de iniciativas por la falta de unión, casi 200 personas se pusieron de acuerdo para defender su monte, y lo han conseguido.

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