Tribuna:

Una mística ganzúa para abrir el corazón de las ingratas

La llegada de otra semana no ha supuesto modificación alguna para el mercado bursátil, excepto la profundización de la cuesta abajo del índice general, con una definida ruptura de la cota 109. Aunque sería más beneficioso para la bolsa en estos momentos una caída rápida y fuerte, que permitiera realizar una limpieza a fondo, parece que se orienta hacia la continuación del goteo a la baja y será difícil que el índice de precios al consumo para agosto sea publicado antes del próximo lunes, por lo que la influencia que pueda ejercer el mismo no llegará con tiempo suficiente.En esta última semana ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La llegada de otra semana no ha supuesto modificación alguna para el mercado bursátil, excepto la profundización de la cuesta abajo del índice general, con una definida ruptura de la cota 109. Aunque sería más beneficioso para la bolsa en estos momentos una caída rápida y fuerte, que permitiera realizar una limpieza a fondo, parece que se orienta hacia la continuación del goteo a la baja y será difícil que el índice de precios al consumo para agosto sea publicado antes del próximo lunes, por lo que la influencia que pueda ejercer el mismo no llegará con tiempo suficiente.En esta última semana de septiembre, además, se registran las habituales renegociaciones de compras a crédito con el pago de garantías a causa del descenso de las cotizaciones. Muchos inversores optarán por vender, lo que no beneficiará a los cambios. Es decir, cualquier mejora, al menos en principio, deberá producirse a primeros de octubre.

La bolsa parece empeñada en no valorar positivamente la marcha económica. Ayer pasó totalmente desapercibida la caída del dólar estadounidense, a pesar de que numerosos operadores centraban sus comentarios en la decisión de los cinco mayores países industrializados para forzar una depreciación de la divisa norteamericana. Las compañías eléctricas, que se ven favorecidas por la situación, no reflejaron esta bonanza y, bien al contrario, sufrieron en sus precios las incertidumbres producidas por el estancamiento de los intercambios de activos. De cualquier forma, la caída del dólar deberá servir para cortar las ventas de inversores extranjeros, por lo menos las de aquellos que pensaban jugar con la relación favorable peseta / dólar a cuenta de la esperada depreciación de la moneda española.

Tampoco se valoraron las previsiones oficiales sobre el descenso del precio del dinero hasta finales de año, a pesar de que el control monetario será más difícil a partir de ahora por la mejoría de los ingresos turísticos, por la recuperación de las exportaciones y de la coyuntura económica en general y por el consiguiente aumento de la demanda de crédito. Por el momento, el Banco de España intervino ayer en el mercado con una subasta de préstamos por 19.600 millones de pesetas a un día y al 11% de interés. Los pagarés de regulación se sitúan al 11,25% a un mes y al 11,5% a tres meses. Los depósitos en el interbancario están al 11,12% a un mes y al 10,75% a tres meses, lo que confirma el sentimiento de la tendencia bajista.

Tampoco se valora el descenso de los coeficientes de control monetario para bancos y cajas de ahorro. Y es que el país se encuentra inmerso desde hace unas semanas en una campaña preelectoral que, desde la llegada de la democracia a España, siempre se ha traducido en un clima bajista a nivel bursátil.

A pesar de que la rebaja de los precios permitió ayer alguna entrada de dinero, la timidez del intento no permite augurar nada nuevo. La única esperanza continúa siendo el aumento del volumen de contratación, pero mantenerse ligeramente por encima de los 1.000 millones de pesetas efectivas diarias tampoco representa una hazaña extraordinaria.

Archivado En