La muerte de Yiyo y la de los mineros

En fechas pasadas, un acontecimiento conmovió a todos los medios informativos del Estado: la muerte de José Cubero, Yiyo.Un animal fiero y noble, al que otro animal (porque, llanamente hablando, con mayor o menor grado de inteligencia, a ese reino natural pertenecemos) intenta matar, utilizando el engaño y la tortura, con la compañía de varios animales más; entre ellos, un caballo.

Como ser humano, no dejo de sentir la muerte de otro tal, pero ¿qué pasa con los demás seres, tan humanos o mucho más que los toreros, que por sueldos de miseria, con pensiones de hambre -si es que las...

En fechas pasadas, un acontecimiento conmovió a todos los medios informativos del Estado: la muerte de José Cubero, Yiyo.Un animal fiero y noble, al que otro animal (porque, llanamente hablando, con mayor o menor grado de inteligencia, a ese reino natural pertenecemos) intenta matar, utilizando el engaño y la tortura, con la compañía de varios animales más; entre ellos, un caballo.

Como ser humano, no dejo de sentir la muerte de otro tal, pero ¿qué pasa con los demás seres, tan humanos o mucho más que los toreros, que por sueldos de miseria, con pensiones de hambre -si es que las tienen y llegan a la jubilación-, con miserables indemnizaciones cuando caen víctimas de accidentes laborales ... ? ¿Quién da una corrida homenaje para esos mineros asturianos, para esos albañiles que caen de los andamios, y no precisamente asesinando a un pobre -y noble -no asesino, como se oye decir- animal? ¿A cuántos renglones tienen derecho en un periódico? ¿Cuántos segundos en un informativo radiofónico ... ?

Sin embargo, tomando como oficio eso que algunos llaman su fiesta, en dos o tres temporadas se permiten el lujo de comprar grandes fincas, acaparar un gran capital e incluso seguir ganando para los suyos después de muertos, por medio de programas., revistas y corridas homenaje.

Señores periodistas: dejen de fijarse en la persona para evaluar la "magnitud de los hechos" y hagamos una información más veraz, social, económica y política de este país, y dejémonos de lavar el coco al personal con hechos, tristes, sí, pero creo que indignos de un país civilizado y progresista.