La demanda de mamparas de seguridad en los taxis, prácticamente inexistente

La demanda de mamparas de seguridad en los taxis es prácticamente inexistente. Sólo unos 25 taxistas, de los 15.500 de Madrid, usan el cristal protector desde que su instalación fue permitida por el Ayuntamiento de Madrid a finales del pasado mes de marzo. Según fuentes de este sector profesional, los taxistas no se inclinan a adquirir la coraza de seguridad aparentemente por razones de índole económica y funcional, pero la razón oculta, según las mismas fuentes, es que el riesgo de atraco no es tanto como se esgrimió a la hora de solicitar la autorización de dicha protección.Un exiguo par de ...

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La demanda de mamparas de seguridad en los taxis es prácticamente inexistente. Sólo unos 25 taxistas, de los 15.500 de Madrid, usan el cristal protector desde que su instalación fue permitida por el Ayuntamiento de Madrid a finales del pasado mes de marzo. Según fuentes de este sector profesional, los taxistas no se inclinan a adquirir la coraza de seguridad aparentemente por razones de índole económica y funcional, pero la razón oculta, según las mismas fuentes, es que el riesgo de atraco no es tanto como se esgrimió a la hora de solicitar la autorización de dicha protección.Un exiguo par de docenas de taxistas madrileños ha instalado mamparas protectoras en sus vehículos de servicio público desde el pasado mes de marzo, cuando el Ayuntamiento de Madrid aprobó la autorización de su posible instalación, después de que el sector del taxi librara, con su habitual notoriedad, la batalla de la mampara como arma necesaria de defensa contra la inseguridad ciudadana, en general, y los atracos a taxistas, en particular.

Las agrupaciones de autopatronos del taxi pusieron gran empeño en conseguir la autorización de dicha, mampara, amparadas en sondeos de opinión entre los taxistas integrantes de sus asociaciones y federaciones. Tales sondeos indicaban -se adujo entonces- que la mampara era demandada por la mayoría de los trabajadores porque produciría un efecto disuasorio en el potencial atracador.

Doble explicación

Al cabo de unos meses, la realidad se presenta muy distinta: a la mayoría de los taxistas no le interesa la mampara. Esta realidad tiene una doble explicación. Según las fuentes del sector del taxi consultadas los taxistas explican su postura reacia a la instalación del cristal protector en el sentido de que "cuesta mucho y quita espacio", pero las mismas fuentes añaden que, en el fondo, "la realidad es que nadie siente ese temor por la inseguridad ciudadana que se dijo y que no fue más que un pretexto para arremeter contra la política gubernamental en relación con el orden público".El coste de la mampara es de 55.000 pesetas adquirida a través de las agrupaciones del taxi y de 60.000 si se adquiere directamente. En ambos casos se puede pagar a plazos. "La razón económica que se presenta no es, por tanto, muy de peso", añaden.

En cuanto a su funcionalidad, se entiende que es "discutible, según los gustos". Unos, apuntan que no resulta muy práctica en los coches medios o pequeños, pero que no afecta al espacio de los grandes.

Uno de los taxistas pioneros de la mampara antiatracos es Manuel Trinidad Sampedro, clave de Radio-Taxi X-716, que se muestra contento de la utilización de este sistema. Contribuye a la seguridad, dice Trinidad, "así como el pago con tarjeta de crédito, que también llevamos instalado, y cualquier otro sistema que ofrezca dificultades al atracador".

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Los taxistas que instalen la mampara antiatracos no están obligados a transportar más de tres viajeros, que se acomodarán en los asientos traseros. Los escasos taxistas que la han instalado están satisfechos de su adquisición.

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