Cartas al director

Colaboración con terroristas

Le adjunto el siguiente texto, con el ruego de que se sirva publicarlo en la sección de Cartas al Director, por considerarlo de interés social.A comienzos del pasado año la Audiencia Nacional ordenó a todos los bancos investigar si existían cuentas corrientes abiertas a nombre de un total de 80 personas, "por colaboración con bandas armadas organizadas". A través de algunos amigos trabajadores de banca, llego a mi conocimiento que me encontraba dentro de dicha lista, sin que en ningún momento la policía me hubiese comunicado qué motivos le llevaban a relacionarme con grupos terroristas,...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Le adjunto el siguiente texto, con el ruego de que se sirva publicarlo en la sección de Cartas al Director, por considerarlo de interés social.A comienzos del pasado año la Audiencia Nacional ordenó a todos los bancos investigar si existían cuentas corrientes abiertas a nombre de un total de 80 personas, "por colaboración con bandas armadas organizadas". A través de algunos amigos trabajadores de banca, llego a mi conocimiento que me encontraba dentro de dicha lista, sin que en ningún momento la policía me hubiese comunicado qué motivos le llevaban a relacionarme con grupos terroristas, Para completar este panorama auténticamente kafkiano, añadiré que pocas horas después de enterarme de la situación se producía en Madrid el atentado en que perdió la vida el capitán general Quintana Lacaci. Huelgan comentarios.

Algunos días después, al no recibir ninguna notíficación de la policía que viniese a aclarar la situación, opté por acudir directamente a la Audiencia Nacional, donde se me informó displicentemente que todo se reducía a que un grupo terrorista había falsificado documentos de identidad, utilizando datos de personas reales, entre ellas -¡vaya por Dios!- la mía. Para evitarme problemas en el banco en que trabajo, me entregaron un documento acreditando ini situación perfectamente legal.

El problema parecía resuelto, pero no ha sido así. Hace pocos días me fue requerida la documentación al cruzar la frontera. Tras varios minutos de espera, y temiendo lo que realmente sucedía, me adelanté a explicar toda la situación, a pesar de lo cual la espera se prolongó durante casi media hora, en que sucedieron llamadas telefónicas, interrogatorios, comprobación de huellas, etcétera. Se me informó que mi identidad era utilizada por un terrorista y que debían comprobarla siempre que cruzara la frontera o en circunstancias análogas. Por último, se me permitió marchar, con toda amabilidad pero, eso sí, haciéndome notar que, de cualquier forma, "no estaban seguros de que yo no fuera realmente el terrorista que buscaban".

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

A pesar de que en la frontera se me dijo que era un "problema interno" de la policía, y queno hiciera gestión por mi cuenta (pero sin garantizarme que lo resolvieran ellos), en cuanto llegué a Madrid me dirigí al Ministerio del Interior y de allí a la Brigada Regional de Información, de forma que, parece que ahora sí, el problema ha quedado resuelto.

Lo que no ha quedado resuelto es el daño que se nos ha causado a los afectados. Nunca podremos saber cuántos de nuestros amigos han dudado (o siguen dudando de nosotros, al saber que la policía sospechaba de nosotros).

¿Cómo se puede distribuir en decenas de miles de oficinas bancarias una relación de personas que se saben perfectamente inocentes relacionándolas con grupos terroristas? ¿Por qué no se avisó directamente a los afectados? ¿No se pudieron consultar directamente por la policía los archivos de los bancos, sin necesidad de poner en solfa los nombres de los perjudicados ante 150.000 trabajadores de banca? Y, por último, ¿no se podía haber omitido la frasecita de "por colaboración (¡ni siquiera presunta!) con bandas armadas y organizadas" en la desgraciada circular?

Lo peor de todo es que la mayor parte de las personas que figuran en la relación (¿habrá quizá otras análogas?) no tienen la menor idea de su situación, por lo que la sorpresa que pueden recibir al entregar su documentación en un aeropuerto (con la casi cierta pérdida de un vuelo), o en un control de carreteras en Euskadi, puede ser francamente desagradable.- Manuel Urea Holgado.

Archivado En